Caballeros templarios ¿quienes fueron? ¿Qué hacían?

La Historia hace Justicia y devuelve a la Orden del Temple, la grandeza y honorabilidad, que se les quiso usurpar, con un injusto Proceso.
Hoy 18 de Marzo de 2017, se cumplen 703 años de la muerte del ultimo maestre del Temple: Jacques de Molay, quien momentos antes de ser quemado, pudo proclamar: Pero la orden vivirá para siempre
Cuando le prendieron fuego a la hoguera, Molay emplazó al Rey y al Papa:
¡Pagarás por la sangre de los inocentes, Felipe, rey blasfemo! ¡Y tú, Clemente, traidor a tu Iglesia! ¡Dios vengará nuestra muerte, y ambos estaréis muertos antes de un año!




Los Caballeros Templarios constituían una sociedad secreta cuyo verdadero propósito sigue siendo un misterio al día de hoy, y continúa siendo motivo de intensos debates entre estudiosos e historiadores. 

Los Templarios dejaron atrás numerosas pruebas de sus acciones, que se han transmitido de generación en generación, ocultas en antiguos manuscritos y descubiertas por arqueólogos y expertos. 

Su historia resulta fascinante y despierta la curiosidad: ¿fueron enviados a Tierra Santa, más concretamente a Jerusalén, para proteger a los peregrinos cristianos, o en misión secreta con la intención de desenterrar valiosos hallazgos ancestrales y tesoros ocultos bajo los templos y lugares sagrados? 


Los caballeros Templarios eran miembros de una orden militar cristiana fundada en torno a los años 1118-1119 en Jerusalén por el caballero francés Hugo de Payens. 

Durante casi dos siglos, esta organización fue la orden más poderosa de todo el mundo medieval. 

Formaron el primer ejército permanente de Europa desde la caída del Imperio Romano, y según las crónicas, en su momento de máximo poder y expansión, alrededor del año 1300, sus miembros eran decenas de miles. 

En un principio, eran un total de nueve caballeros fundadores quienes componían esta organización. Nueve caballeros que estaban relacionados entre sí a través de lazos de sangre, o por medio de diversos enlaces matrimoniales. 

Ser monjes y soldados era una paradoja sin precedentes. En Europa, los orantes nunca habían tomado las armas, y menos aún jurando a la vez los votos de pobreza, obediencia y celibato. 

Los Caballeros Templarios creían que luchaban por Dios, y que si caían durante la batalla, serían enviados directamente al cielo. Jamás se rendían si no eran superados en número por más de tres a uno. 

En la actualidad existen en Europa cientos de antiguos emplazamientos templarios repartidos por todo el continente que recuerdan su existencia y modo de vida. 

A principios del siglo XIV se contaban alrededor de 15.000 propiedades y bienes inmuebles templarios: una inmensa red que se extendía desde Inglaterra hasta Egipto y cuyo centro neurálgico se ubicaba en Francia, corazón del mundo medieval en aquel tiempo. 

Las historias populares narran que el propósito de la Orden del Temple era proteger a los peregrinos que viajaban a lo largo de la costa del Mediterráneo hasta Jerusalén. 

Durante la Edad Media, gracias a la protección de los Templarios, los peregrinos occidentales veían garantizada su seguridad a lo largo de ciudades, caminos y montañas. 

Pero, además de dicha protección, los Templarios también defendían el reino cristiano de Jerusalén y otros lugares sagrados como parte de su deber. 

Durante 200 años, se libraron Cruzadas en nombre de Dios, consideradas como un choque entre civilizaciones. Fue entonces cuando nació una encarnizada confrontación, entre el Occidente Cristiano y el Oriente Musulmán, que en muchos aspectos ha perdurado hasta nuestros días.



En 1065, Jerusalén fue tomada por los turcos. Fue entonces cuando gentes de toda la cristiandad se animaron a luchar para reconquistar la ciudad. Asimismo, otra de las razones que provocaron la convocatoria de las Cruzadas fue la voluntad de la Iglesia de bloquear cualquier eventual incursión islámica en tierras cristianas. 

Así, el 27 de noviembre del año 1095, el Papa Urbano II dio un discurso en el que exhortaba a los cristianos a levantarse contra los musulmanes en Tierra Santa. En aquellos momentos, los musulmanes controlaban España y parte de Europa del Este. 

Miles de cristianos respondieron a su llamada empuñando la espada, pero sólo unos 1.000 llegaron a Jerusalén.
Con los cristianos occidentales unidos a los bizantinos del este y a los cruzados, liderados por Godofredo de Bouillon, se reconquistó Jerusalén en el año 1099, después de cinco semanas de asedio contra los turcos. 

Con los lugares santos de nuevo en manos cristianas, los occidentales comenzaron a viajar a Jerusalén de forma masiva. 
En aquellos tiempos, la vida fuera de las murallas de las ciudades era muy peligrosa, y se hizo necesaria la creación de un cuerpo de élite que asegurase la protección de los peregrinos. 

Fue entonces cuando nacieron los primeros Caballeros Templarios. 
Cuando volvieron a casa en el año 1128, tras la Primera Cruzada, los Templarios eran ricos e influyentes, y sólo se sometían a la autoridad del Papa. 

No pagaban impuestos y se les permitía cruzar, libremente, las fronteras de los países europeos. Desde 1150 en adelante, custodiaban el camino hasta Jerusalén, habiendo ideado un sistema que permitía a los peregrinos viajar sin dinero ni objetos de valor, lo que les protegía de ladrones y asaltantes. 

Los Templarios entraron también en el negocio de la banca, y establecieron sedes en toda Europa, convertidos en depositarios de inmensas riquezas. 

Los servicios financieros que ofrecían los Templarios se convirtieron en modelo del sistema bancario actual, con transferencias monetarias, planes de pensiones y cheques de viajes. Tal riqueza los convirtió en los más destacados banqueros de su época, así como en la primera corporación multinacional occidental. 

Su actividad más controvertida consistía en la emisión de generosos préstamos. Tanto príncipes como plebeyos, se convirtieron en «clientes» de la «banca templaria», hasta tal punto que numerosos estados eran deudores de los Caballeros del Temple.
Dinares de estilo europeo expuestos en el Museo Británico de Londres, Inglaterra.
La iglesia, contraria a la usura hasta ese momento, hizo la vista gorda. Monedas de oro de los cruzados del reino de Jerusalén. 

El 4 de julio del año 1187 los cristianos fueron diezmados en la batalla de Hattin. Fue el peor desastre militar en Tierra Santa, y una de las peores derrotas para el cristianismo. Los Templarios fueron pasados a cuchillo por los conquistadores musulmanes, que volvieron a ocupar la ciudad de Jerusalén. 

Con esta nueva caída de Tierra Santa en manos del Islam, la Orden Templaria perdió su propósito fundacional y se convirtió en un banco para deudores infelices. Con el fracaso de las Cruzadas y los cierres posteriores de los pasos y caminos hacia Tierra Santa, los Caballeros Templarios ya no tenían motivos para continuar existiendo. 

Se habían transformado en un ejército permanentemente itinerante por Europa, que no respondía a nadie y sin batallas en las que luchar. Fue entonces cuando todas las miradas cayeron sobre ellos, debido a la riqueza y el poder político que poseían, y empezaron a ser vistos como una gran amenaza para los poderosos de su tiempo. 

Durante el siglo XIV, el Temple comenzó su decadencia. En 1302, el rey de Francia Felipe IV entró en conflicto con el Papa. Con una gran necesidad pecuniaria debido a sus numerosos enfrentamientos bélicos, inició una feroz campaña, hábilmente dirigida, para suprimir a los Templarios, hacerse con sus riquezas y, al mismo tiempo, dar un toque de atención al Papado. 

El viernes 13 de octubre del año 1307, todos los Caballeros Templarios de Francia fueron apresados por agentes del rey Felipe. El monarca ordenó que cualquiera de ellos residente en el país fuera encarcelado. Fueron torturados hasta confesar herejía, homosexualidad y/o negocios deshonestos. Fueron acusados de delitos capitales y perdieron sus propiedades. 

Muchas de sus confesiones carecían de sentido y se debieron a las torturas sufridas, pero después de obtenerlas, el papa Clemente V comunicó en el año 1312 a los soberanos cristianos que despojaba de todos sus poderes a los Caballeros Templarios. 

Desde entonces, la Orden del Temple pasó a la clandestinidad y sus movimientos han sido un misterio. 
Tras el edicto de Clemente en 1312, los Templarios prácticamente desaparecieron de las páginas de la historia. Disponemos de poca información acerca de lo que les sucedió a los cientos, posiblemente miles de Templarios que no fueron detenidos.

Según algunos documentos, su gran flota de barcos desapareció, y es posible que huyeran a Escocia, importante bastión templario en su momento. También podrían haberse dirigido a Suiza o haberse ocultado en los Alpes del sur de Francia (su interminable cadena de montañas habría sido un escondite perfecto para sus tesoros). 

Sí se les puede seguir la pista a algunos de los supervivientes de la Orden del Temple, ya que en algunos casos la orden simplemente cambió de nombre, convirtiéndose por ejemplo en los Caballeros de Cristo en Portugal. 

Pero de todos los misterios que rodean a los Caballeros Templarios, uno de los más desconcertantes sigue siendo el de su estancia en Jerusalén. Los Templarios literalmente desaparecieron durante nueve años, y lo que hicieron allí en todo este tiempo continúa siendo un enigma a día de hoy. 

Se trataba de nueve monjes de mediana edad que difícilmente podrían haber protegido a los viajeros que entraban y salían de Jerusalén. Tampoco parece existir documento alguno que nos hable de peregrinos custodiados por los Templarios en este tiempo. 

En 1867 una pista salió a la luz cuando un equipo arqueológico británico empezó excavar bajo el Monte del Templo de Jerusalén. Allí descubrieron túneles excavados verticalmente desde una mezquita hasta una profundidad de unos veinticinco metros, para a continuación extenderse horizontalmente bajo la cúpula del templo del rey Salomón. 

Se encontraron diversas armas templarias en estos túneles, prueba de que habían sido utilizados por ellos. Según la teoría comúnmente aceptada, los Caballeros Templarios estaban excavando bajo el Templo en busca del tesoro que habrían ocultado allí los judíos al destruir los romanos el Templo en el año 70 d. C. 

Otras hipótesis sugieren que los Templarios custodiaban el Santo Grial y habían descubierto en Jerusalén grandes tesoros. El Templo de Salomón albergó en el pasado el Arca de la Alianza y las Tablas de la Ley con los Diez Mandamientos. 

Existen escritos masónicos de principios del siglo XIX que citan los documentos que supuestamente vinculan a los Templarios con el Arca de la Alianza y el tesoro enterrado bajo el Templo de Salomón. 

Pero independientemente de cuál de las teorías sea la correcta, lo cierto es que cuando los primeros Caballeros Templarios regresaron a Europa, eran más ricos, poderosos e influyentes de lo que habían sido jamás. 








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Comentarios

  1. Ami me quedo una duda si deveras querian proteger a los cristianos peregrinos hacia Jerusalen y al santo grial o solo querian el Tesoro del rey Salomon.

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  2. Cual era su razón? Adquirir riquezas y tesoros? Existe algún documento que explique sobre la Orden? Eran caballeros de Cristo?

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