Alerta en la ribera: se multiplican los avistajes de yararás

La serpiente yarará tiene hábitos crepusculares y nocturnos lo cual sumado, al aumento de la temperatura que invita a la gente a pasear hasta horas de la noche, puede provocar más encuentros con estos ofidios.


En caso de mordedura de una serpiente se recomienda dirigirse al hospital más cercano, ya que la mayoría de los hospitales centrales cuentan con suero antiofídico. Allí harán el diagnóstico diferencial para saber a qué ejemplar corresponde la mordedura y aplicarán el tratamiento correspondiente.
Como la costa se fue modificando con rellenos, las serpientes encontraron un hábitat cerca del agua, con escondites, temperatura y roedores para alimentarse.
  
En los días calurosos, salen a tomar sol o reubicarse. 
La yarará es una especie típicamente crepuscular y nocturna; en esos horarios sale a cazar animales de sangre caliente."
No suelen atacar, sino que sólo lo hacen si se sienten amenazadas, como cuando las van a pisar, las molestan para sacarles fotos o la quieren atrapar.

Walter Prado, herpetólogo de la Dirección de Fauna Silvestre y Conservación de la Biodiversidad del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, comentó que más del 90% de los ofidios que llegaron con los camalotes son culebras acuáticas. 

"No hay estudios de seguimiento de las poblaciones de yararás, ni registros de accidentes frecuentes. Son aislados y esporádicos. La mayoría ocurre en el norte del país."

Opinó que es necesario saber que es fauna propia del área ribereña. "Por eso, ante la duda, hay que ser cautos y nunca tratar de atrapar un ejemplar que no se conoce. 

Hay accidentes por eso. Los ofidios perciben vibraciones en el suelo a través del vientre y tratan de huir -explicó-. 
Hay que cuidar a los chicos porque puede picarlos una yarará, pero también un escorpión o una araña."

En caso de mordedura, la Sección de Zoopatología Médica del hospital Muñiz recomienda, primero, "no causar más daño: no comprimir, no hacer torniquete ni poner algo sobre la piel; lavar con agua y jabón". También hay que retirar botas, medias, pulseras o ropa que puedan apretar la zona afectada.

Aclararon que no hay que capturar al ejemplar porque sólo con las características clínicas se puede identificar la especie. "En el caso de una culebra, al tratarse de una especie que no representa un riesgo para la vida humana, se la libera en una reserva natural"

Los expertos recomiendan denunciar el avistaje de una de estas víboras en Defensa Civil o el área de Control de Vectores de las municipalidades locales. 

La denuncia ayuda, ya que de esta manera, la yarará puede ser trasladada al Instituto Malbrán, donde le extraen veneno para producir el suero antiofídico. 






















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