LOS DERECHOS HUMANOS FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO:UN DESAFÍO GLOBAL

Frente a todos los cambios mundiales vemos cómo nos hemos deshumanizado poco a poco; el cambio climático y las negociaciones multilaterales nos han dado sinsabores y a la vez esperanzas. 

En este largo proceso de la llamada diplomacia verde después de 21 años de negociaciones vemos que poco a poco se van ratificando por un lado el Acuerdo de ParÍs y por otro lado se han ido operativizando mecanismos como el Fondo Verde que permitirán acceder a financiación climática para proyectos que protejan la vida de los humanos y no humanos en el planeta entero.

Entender la dimensión amplia u holística del cambio climático también conlleva a su tiempo salir de una esfera estrictamente medioambiental y comprender que este fenómeno global afecta la salud, la vivienda, la economía, la política, las formas de vida y por ende vulnera nuestros derechos humanos.

Saber que en la tercera generación de los Derechos Humanos nos encontramos con el Derecho al medio ambiente sano y que los Estados ratifican estos derechos, los reconocen y los deberían proteger es de suma importancia. 

Porque si ocurriera un daño al medio ambiente, es el Estado el principal protector y actor para custodiar un bienestar común, así también el rol de la sociedad civil en su conjunto de la cooperación internacional y de los organismos internacionales como las Naciones Unidas deben ofrecer mecanismos y coordinar para que esto ocurra.

Todos los días nos encontramos con noticias de desastres naturales y eventos climáticos extremos que nos hacen pensar quién es el responsable del mismo y quién debería dar soluciones a dicho acontecimiento. 

Allí tenemos varias reflexiones, pero, mientras no entendamos al Cambio Climático como la mayor amenaza mundial al ejercicio de los Derechos Humanos hoy en día no podremos ejercer otros derechos (derecho al agua, derecho a la salud, etc.).

Por ello desde la COP 22 se debe comprender el avance lento pero preciso de los mecanismos de energía alternativa, financiación climática, equidad de género, educación y, en este caso especial, conocimientos tradicionales para la protección de los pueblos indígenas, todos ellos enmarcados y caminando hacia la materialización del Acuerdo de París con un enfoque plenamente en derechos humanos. 

De esta forma, la humanidad debe humanizarse y globalizar la solidaridad para entender realidades más vulnerables (niños, mujeres, etc.) y poder encarar estos retos globales que hoy nos obliga a pensar conjuntamente esta problemática.













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