Integración de América Latina y el Caribe

Una mayor integración económica entre los países de América Latina y el Caribe hará más competitiva a la región en los mercados internacionales e impulsará el crecimiento a largo plazo, de acuerdo a un nuevo informe del Banco Mundial.

señala que una renovada estrategia de integración que aproveche las complementariedades entre la integración económica a nivel global y regional contribuirá a un crecimiento con estabilidad. Esto es algo particularmente relevante para una región que en 2017 está dejando atrás dos años de recesión.


“En el mundo de hoy, la integración económica regional ofrece una vía para reactivar el crecimiento económico necesario para disminuir la pobreza y promover la prosperidad compartida”, dijo Jorge Familiar, Vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. 


“Una integración intrarregional más robusta nos volverá más competitivos en el escenario mundial. La integración efectiva demandará inversiones en infraestructura, conectividad y logística, lo que brindará un impulso adicional al crecimiento económico”.


La región ha buscado integrarse desde la década de los 60, intensificando sus esfuerzos en esa dirección desde mediados de los 90. Aun así, las exportaciones intrarregionales en América Latina siguen siendo un 20 por ciento de las exportaciones totales, muy por debajo del 60 y 50 por ciento que las exportaciones intrarregionales representan para la Unión Europea y Asia Oriental-Pacífico, respectivamente.


Por lo tanto, el informe propone un “regionalismo abierto” que saque partido de las sinergias desaprovechadas entre la integración económica a nivel regional y mundial, sobre la premisa de que una integración con el mundo favorable al crecimiento no podría lograrse sin primero fortalecer el propio vecindario. 


Para lograrlo, el informe propone una estrategia interdependiente de cinco componentes:


Reducción adicional de los aranceles externos. Esto puede estimular la actividad económica a nivel local, atraer inversión extranjera, posibilitar el intercambio de conocimiento entre vecinos regionales, y por último facilitar el ingreso colectivo en los mercados de exportación mundiales.


Profundizar la integración económica entre América del Sur, América Central, el Caribe y México. A través de nuevos Acuerdos Comerciales Preferenciales (ACP), estas subregiones pueden beneficiarse más de sus complementariedades y sacar un mayor provecho del comercio, lo cual será particularmente relevante para las economías más pequeñas al integrarse con países grandes.


Armonizar normas y procedimientos. Permitirles a las empresas utilizar materiales de otros países sin perder el acceso preferencial, como suele suceder con las normas establecidas por los ACP existentes, podría ayudar a la región a aprovechar mejor estos acuerdos. La armonización de estándares normativos también puede ayudar a la región a capitalizar plenamente los importantes avances logrados en torno una red energética integrada.


Centrar los esfuerzos en reducir los altos costos relacionados con el comercio. La falta de infraestructura de calidad junto a una topografía complicada hacen que las distancias sean mucho más caras para el comercio latinoamericano. La proporción de caminos sin pavimentar en la región es de un 70 por ciento, haciendo que el transporte terrestre encarece los costos de comerciar. 

La baja eficiencia de los puertos hacen que la conectividad de la región con las redes globales de transporte marítimo y aéreo sea comparativamente más débil y onerosa.

Integrar los mercados de trabajo y de capital. Se pueden mejorar las eficiencias regionales mediante una liberalización de los flujos migratorios y de capital en América Latina. 

La integración de los mercados de trabajo a través de fronteras puede ayudar a los países a tornarse más productivos e impulsar el crecimiento a través del intercambio transfronterizo de conocimientos. 

El Mercado Integrado Latinoamericano (MILA) de 2011 que buscó unificar los mercados de valores de Colombia, Chile, México y Perú es también un paso en la dirección correcta al mejorar el clima de inversión para todos.

El informe concluye que para ser exitosa, la región deberá ser capaz de diseñar y llevar a cabo políticas inteligentes, aunque complejas, mejorando así la integración económica intrarregional a la vez que reduce los obstáculos al comercio internacional con el resto del mundo. 

Si bien no será fácil, el informe señala que este es el momento de darle prioridad a estos esfuerzos.


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