Paisajes naturales y turismo histórico para recorrer el corazón de Entre Ríos

Colón y San José son dos localidades que se sitúan a poco más de 300 km de Buenos Aires. Sus actividades tradicionales como visitar bodegas, recorrer museos históricos y disfrutar de la naturaleza, son ideales para un fin de semana de descanso.


El gran Parque Nacional El Palmar durante el atardecer. 

A 320 kilómetros de Buenos Aires y a orillas del Río Uruguay se encuentra Colón, una pequeña localidad entrerriana que sobresale por su variada carta de actividades para disfrutar todo el año. 


Sus 10 km de playas de arenas tibias que se extienden sobre las costas de los balnearios y los escenarios naturales son algunas de las razones por las que este lugar se posiciona como un destino tradicional para tomarse un descanso. 


Colón ofrece una gran variedad de atractivos y servicios, playas extendidas a pocas cuadras del centro, aguas termales dulces, paseos isleños y excursiones náuticas y terrestres, además del imponente Parque Nacional El Palmar. 


Entre las playas de Colón y las termas de Villa Elisa se encuentra San José, una opción delineada también sobre el río Uruguay que se extiende simbólicamente entre dos polos fundamentales para el turismo: historia regional y naturaleza. 


Dentro del plano histórico, una de las opciones más salientes es el Museo Histórico Regional que fue inaugurado en 1957 con el objetivo de conmemorar el Centenario de la Colonia San José para mantener el recuerdo vivo de los inmigrantes -suizos, franceses e italianos- que generaron la primera colonia agrícola de Entre Ríos. 


Las bodegas antiguas son una de las experiencias originales para disfrutar de una tarde en Colón. 

Allí se pueden encontrar representaciones de los tiempos de la colonización como las vestimentas, instrumentos y las herramientas rurales de ese momento.



Los recursos naturales, propios del litoral constituyen un atractivo que conduce a la contemplación paisajística, la práctica de deportes náuticos y recreación terrestre.

La tradición, en tanto, se convierte en atractivo a través de la dedicación de los pobladores, que reconocen y mantienen vivas las raíces inmigrantes, las costumbres de la colonia, los personajes e historias familiares, nutriendo con ello la vida cultural y su promoción desde distintas instituciones.

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