Respuesta “fulminante”: la amenaza de Putin a quien se anime a cruzar “la línea roja” con Rusia

El presidente ruso dijo durante un discurso que contestará con “dureza” al que desafíe los intereses del país, en alusión a las tensiones con los gobiernos occidentales.



Vladimir Putin, durante su discurso en Moscú



El presidente ruso, Vladimir Putin, amenazó este miércoles con una respuesta “asimétrica, fulminante y dura” a aquellos “que tuvieran la tentación de atravesar la línea roja” con Rusia. 


En el marco de una extrema tensión con Occidente, sin dar nombres y consciente de la popularidad que recogen sus manifestaciones de fuerza, el líder del Kremlin pronunció uno de sus discursos más agresivo de los últimos tiempos.


“Espero que nadie tendrá la idea de cruzar una línea roja con Rusia. Y nosotros mismos determinaremos por dónde pasa esa línea”, dijo Putin en su tradicional discurso anual ante la Asamblea Nacional. 


Su vocero, Dimitri Peskov, precisó después que esas “líneas rojas” se referían a los intereses del país, la injerencia en la vida política interior y toda declaración “insultante” para Rusia.


En otras palabras, sin nombrarlos, el jefe del Kremlin hizo alusión a todos esos episodios que han creado un serio enfrentamiento diplomático entre Moscú, Estados Unidos y la Unión Europea (UE): 


La situación del disidente ruso encarcelado, Alexei Navalny, en huelga de hambre desde hace tres semanas y que —según sus allegados— estaría en una situación desesperada; 


El preocupante despliegue militar ruso en la frontera con Ucrania y las acusaciones de espionaje ruso en algunos países europeos, que dieron lugar a expulsiones de diplomáticos de una y otra parte.



Putin, tras dar su discurso en Moscú

“Atacar a Rusia por cualquier cosa se ha transformado en una suerte de deporte”, dijo, explicando que, en ese tipo de situación, su país “se comporta con moderación y modestia”, antes de advertir con un tono digno del presidente norcoreano, Kim Jong-un: 


“¡Los organizadores de provocaciones que amenacen nuestra seguridad lo lamentarán como jamás hayan tenido que lamentar algo!”.


Las imágenes del despliegue de fuerzas rusas hacia el este de Ucrania comenzaron a circular desde finales de marzo


“Realmente no queremos quemar puentes”, agregó. “Pero si alguien interpreta nuestras intenciones como una forma de indiferencia o debilidad y está dispuesto a quemar o hacer estallar puentes, la respuesta de Rusia será asimétrica, fulminante y dura”, advirtió.


Washington y la UE denuncian, en efecto, desde hace semanas a Rusia por haber desplegado cerca de 150.000 soldados en la frontera con Ucrania y la brutal represión de la oposición, pero también la acusan de masivos ciberataques, de espionaje y de injerencias electorales. Todo ello provocó la adopción de sanciones occidentales que, con frecuencia, recibieron una medida de retorsión por parte de Moscú.


La semana pasada, Washington impuso sanciones contra Rusia por su interferencia en la elección de 2020, por su ciberataque masivo a SolarWinds y por su ocupación y “graves violaciones a los derechos humanos” en Crimea desde 2015. 


Estados Unidos y la Unión Europea también condenaron al régimen ruso por el tratamiento reservado a Navalny, en huelga de hambre desde el 31 de marzo en la cárcel.


El llamado “pirateo SolarWinds”, tuvo como blanco el gobierno estadounidense, sus agencias federales y numerosas empresas privadas. 


Muchos expertos afirman, sin embargo, que se trató de un ciberataque mundial, descubierto por primera vez en diciembre de 2020. Desde entonces, nuevas consecuencias siguen apareciendo cada día.


Silencio occidental


Sin embargo, el único tema internacional al que se refirió Putin en forma precisa durante su discurso fue a la situación en Belarús. 


El jefe del Kremlin denunció el silencio de los occidentales por lo que considera como “un intento de golpe de Estado” en ese país vecino, donde su presidente y aliado, Alexander Lukashenko, asegura haber desbaratado un complot para asesinarlo.


En Occidente “todo el mundo pretende que no sucede nada”, dijo Putin. “¿Qué habría pasado si el intento de golpe de Estado se hubiese realizado? ¿Cuántas personas hubieran sufrido?”, agregó, lamentando de paso “la práctica de la aplicación de sanciones con motivos políticos”.


Detestado en Occidente, Lukachenko reprime brutalmente un movimiento prodemocrático de protesta desde agosto de 2020. 




En el plano interno, Putin declaró buscar la inmunidad colectiva contra el Covid-19 para el otoño boreal, congratulándose “del auténtico avance” científico de su país con la creación de tres vacunas.


También se felicitó del “buen comportamiento” de sus compatriotas, que “respetaron agotadoras medidas de precaución”. 


Putin los llamó a “hacerse vacunar”, en momentos en que la campaña de vacunación enfrenta un considerable atraso, debido a la desconfianza de los rusos.


En ese terreno, el presidente justificó su intención de “conservar todas las fronteras del país bajo control” para evitar la propagación del virus.


Los observadores creían que Putin anunciaría en su discurso la fusión entre Rusia y Belarús, un proyecto acariciado por el presidente ruso desde hace tiempo.


Como parte de su demostración de fuerza, Putin anunció que para fines de 2022 las fuerzas armadas rusas incorporarán los misiles intercontinentales pesados RS-28 Sarmat, de 18.000 kilómetros de alcance y con un peso superior a 200 toneladas, apodados “Satán-2” por la OTAN.


“Los avanzados sistemas de misiles de alcance intercontinental Avangard y los láseres de combate Persevet ya están en servicio operacional, mientras que el primer regimiento totalmente equipado con misiles balísticos intercontinentales pesados Sarmat entrará en servicio a fines de 2022, según lo previsto”, anunció ante la Asamblea Federal rusa.


Según el jefe del Kremlin, los ingenieros militares rusos trabajan para incluir otros sistemas de combate de última generación, como un dron submarino con carga nuclear y un misil de crucero con planta de propulsión nuclear.


Luisa Corradini

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