El otro mafioso turco detenido en Puerto Madero quiere quedarse en Argentina y rompe el silencio: “Tengo miedo de que me maten en mi país”

Lider Camgoz fue arrestado en julio de 2020 por Interpol luego de que entrara al país con un pasaporte falso junto a su presunto jefe, el temible Serkan Kurtulus, que aseguró que el Gobierno turco quiso contratarlo para matar enemigos políticos. 


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Hoy, detenido en la cárcel, Camgoz denuncia a Kurtulus y busca quedar como refugiado en la Argentina mientras su país pelea para extraditarlo


En julio de 2020, dos hombres terribles del otro lado del mundo fueron detenidos por Interpol en Puerto Madero. 


Habían llegado al país cinco meses para vivir otra vida, prófugos con una marca roja internacional sobre sus cabezas. Turcos ellos, ambos entraron al país con pasaportes falsos luego de volar desde Colombia. Apenas sabían español. 


Su vocabulario era de unas pocas palabras rudimentarias que les alcanzaban para hacerse entender. Tenían una red de apoyo a nivel local; uno de ellos aprendió lo que sabía del idioma gracias a una novia colombiana.


Así, pasaron cinco meses en Argentina y vivieron con lujo. Primero llegaron a un conocido hotel de Recoleta, luego se mudaron a Puerto Madero, alquilaron un departamento en un edificio vinculado a un célebre hotel de la zona sobre la calle Petrona Eyle. 


Pasaban sus tardes en el balcón, asoleándose, con la pandemia que hervía en medio del aislamiento obligatorio. Salían al supermercado de vez en cuando, no mucho más. Y después los arrestaron, con una brigada de asalto de la Federal que los esperó al salir a la vereda y los redujo. Los dos hombres turcos podrían haber tomado armas y disparado, pero se rindieron


Ambos fueron encerrados en el penal de Ezeiza, donde siguen presos hasta hoy, con un expediente a cargo del Juzgado Federal N°8 de Comodoro Py. 

Turquía los requiere para extraditarlos. 

Pero no se quieren ir. Todo lo contrario. Quieren ser refugiados en la Argentina, con expedientes tramitados en la CONARE, la Comisión Nacional para los Refugiados, que corren en paralelo a la causa federal. 


El país suele recibir prófugos globales que se asientan aquí para hacer su vida, pero éstos son diferentes. Para el submundo del hampa, Serkan Kurtulus y Lider Camgoz se convirtieron en algo especial.




A Kurtulus, Interpol lo había marcado como un sujeto armado y peligroso, lo había buscado en todo el planeta con una ficha secreta que detallaba 26 hechos armados desde 2016 con la ametralladora AK-47 como su arma principal, una vida caliente dedicada a la violencia extrema y al sicariato. 


Lo acusaron de los delitos como homicidio, robo a mano armada, privación ilegítima de la libertad y secuestro, amenazas, historias de empresarios acribillados a tiros y hombres de negocios que rogaban protección para que los salven de él, hombres y edificios acribillados. 


En noviembre de 2019, un mes antes de su llegada al país, fue acusado de según la prensa turca ser contratado para acribillar en Esmirna a un jefe zonal del partido ultranacionalista MHP y luego huir. Lo implicaron en la caída de un avión ruso, derribado por misiles. Fue a juicio por eso. Nadie pudo probarlo.


Junto a Kurtulus, en las tardes de sol en Puerto Madero, estaba su presunto cómplice y lugarteniente, Lider Camgoz. Su ficha de Interpol también habla de cosas feroces. 


La historia de Camgoz, que entró al país bajo el nombre de mentira de Hasan Karaca en su pasaporte, una falsificación de alta calidad, está atravesada por la de su aparente jefe. 


Un documento al que accedió Infobae lo define como el segundo líder de una organización criminal conformada por Kurtulus. Lo acusaron de transmitir ordenes para tres homicidios que fueron, supuestamente, impartida por Kurtulus mismo. También lo demoraron en 2012 por mover pastillas.

Poco después de caer presos, comenzaron a hablar. Kurtulus me contactó a través de sus allegados para una confesión insólita que generó repercusiones en Estados Unidos y en Turquía. 


Aseguró que el propio gobierno del partido AK de Recip Erdogan intentó contratarlo para matar a Andrew Brunson, un pastor evangélico en su país con vínculos considerado un enemigo, con estrechos vínculos con Donald Trump.


En noviembre de 2020, poco después, comenzaron una huelga de hambre en Ezeiza. Ya habían expresado su deseo de quedarse en Argentina como refugiados. Sabían que hablar y hacerse ver es su mejor chance de seguir vivos. Kurtulus me envió una proclama a través de sus allegados, que también había llegado a la Justicia federal.




“Es evidente que en mi país se ha violado mi derecho a un juicio justo. En mi país se entablaron muchas investigaciones y demandas contra mí. El 90% de las demandas se realizaron para encubrir algunos hechos, ocultar a los verdaderos perpetradores y a los instigadores... 


Temiendo que revele todos los hechos, el gobierno de AKP acudió a Interpol solo para encontrar mi lugar fácilmente y para matarme allí”, aseguró Kurtulus. Incluso, aseguró que intentaron un golpe contra su vida.


Camgoz también escribió sus planteos en un documento. Envió un video sumamente perturbador. En sus documentos, ambos afirmaban que se inflingirián lesiones si era necesario.

Camgoz literalmente lo hizo.

Puede verse en el video filmado en el penal de Ezeiza y que ilustra esta nota: el presunto cómplice de Kurtulus se cosió la boca, se ven las suturas en los labios, sin sangre derramada, una performance tumbera insólita para las cárceles argentinas. 


Parecía un truco, pero era verdad: se había cosido la boca con hilo y aguja, la situación fue constatada desde Comodoro Py.


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Video: Camgoz muestra su boca cosida en noviembre de 2020.


En paralelo, Camgoz comenzaba a perder en Tribunales, con Turquía que requería formalmente su extradición, país con el que Argentina no tiene un tratado. 


La Sala II de la Cámara Federal ya había rechazado su excarcelación para ese entonces, una decisión tomada en agosto de 2020. 


Su entonces defensa aseguraba que había llegado a la Argentina “por ignorancia o miedo”, pero los jueces Riggi, Gemignani y Catucci respondieron que se evaluaron “la gravedad de los delitos por los que se requiere la extradición, que según nuestro ordenamiento legal se adecuan a las figuras de homicidio agravado, tenencia y transporte de estupefacientes”.


“El proceso de extradición se encuentra avanzado, en etapa de análisis de los recaudos formales recientemente enviados por la República de Turquía”, marcaron los jueces. El Juzgado N°8 rechazó “un ofrecimiento de prueba” de su defensa, así como de la de Kurtulus, por considerarlo innecesario.


Luego, Serkan subió la temperatura. Inició una nueva huelga de hambre según fuentes penitenciarias, concedió más reportajes, señaló más arriba en la cadena turca, habló de supuestos financiamientos al Estado Islámico, se convirtió en un arrepentido mediático sin declaración formal. 


Camgoz se perdió detrás de su figura, preso en el mismo penal.

Hasta ahora.

La llamada llegó unos días atrás:

“Esta llamada proviene de un establecimiento penitenciario. Presione 2 si desea aceptarla”.

-Hola, ¿Federico?

-Sí, diga.

-Soy Lider.

Me sorprendí de inmediato al escucharlo. La señal era clara. Algo se había roto entre Kurtulus y Camgoz, aparentemente alineados e indivisibles. 

Y así fue. 

A más de un año de estar encarcelado, Camgoz rompió el vínculo con su presunto jefe, encerrado en otro pabellón. 


Decidió hablar con Infobae, la primera entrevista que concede en el país. Quiere quedarse. La CONARE falló en contra de Kurtulus. Pero Lider no quiere correr la misma suerte. 

Aquí, habla para desmarcarse.

-¿Teme por su vida?

-Tengo miedo de que me maten en Turquía, por explicar a Serkan y otros criminales. Creo que cuando examinen las pruebas, se me otorgará la condición de refugiado.




Un interlocutor facilita la comunicación. Camgoz hizo amigos en la cárcel, presos argentinos acusados de ser partes de bandas pesadas, todavía sin condena, sabios y serenos. Su español es escaso, rudimentario, apenas se hace entender.


Deja muy claro que rompió con Kurtulus, asegura que rompió lazos porque “lo incriminó”, dice que quiere que “se haga justicia”. “Solo serví como chofer con Serkan. No tengo nada que ver con esos crímenes, ya envié la información y los documentos a Turquía. La verdad saldrá a la luz”, continúa.

-¿Cómo era su vida en Puerto Madero?

-No iba a ninguna parte excepto al mercado. Iba a hacer compras desde casa. Serkan salía con su novia. Nuestra fuente de dinero estaba en Turquía. Primero decidimos quedarnos en Colombia. Luego Serkan vio que era peligroso allí y vinimos para Argentina.

-¿Cree que el Gobierno argentino lo ayudará?

Cuando el gobierno argentino examine las pruebas que he presentado, sabrá que Serkan es el culpable, no yo. Por eso confío en el gobierno argentino. 

No creo que me deporten. Me arriesgo a que me maten en Turquía por explicar la verdad. 

Incluso ahora, mi familia está amenazada, porque yo digo la verdad... 

Se salvará gente inocente en Turquía y muchos criminales asociados a Serkan serán arrestados. 

Quiero presentar las pruebas, grabaciones de audio, videos, en las cortes argentinas y de mi país. No hay un crimen político aquí. Necesito la ayuda de un periodista como usted.

Una y otra vez, su relato vuelve a su compañero de viaje. 

Asegura que tiene información, mucha, con una trama feroz. 

Lo que pueda pasar en las próximas semanas podría ser determinante. 

Infobae requirió información sobre su situación a la CONARE, sin recibir respuesta al cierre de esta nota. 

Tiene una causa pendiente por su documento falso; un defensor oficial, dicen cerca de él, acordó un juicio abreviado con una pena en suspenso que lo excarcelaría, algo que Camgoz se niega a aceptar. Quedarse encerrado, por ahora, parece su mejor opción.

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