La diplomacia de los dinosaurios, modelo de colaboración científica y “softpower”

La exposición en un museo británico de fósiles hallados en la Patagonia permitió ubicar a la Argentina en el mapa de la paleontología mundial en el nivel de un público no especializado y desarrollar una cooperación entre instituciones de diferentes países.


Ejemplar de titanosaurio
(EFE/Justin Lane)


La lectura de la investigación relatada como novela (ficción, pero muy cercana a nuestra realidad institucional) “Gigantes, la guerra de los dinosaurios en la Patagonia”, del periodista Miguel Prenz -leida, en enero del 2016, combinada con un documental de la BBC sobre el descubrimiento del titanosaurio por el equipo de Diego Pol del Museo Egidio Feruglio en Chubut, fueron los elementos que prendieron la “chispa” que me permitió identificar y desarrollar una propuesta de colaboración institucional que tuviera impacto en la relación bilateral y que agregara valor al importantísimo trabajo desarrollado por científicos argentinos.


Apenas llegado a Londres en marzo del 2016, a través de un amigo, conseguí una reunión con el director del Museo de Historia Natural, Sir Michael Dixon. 


Durante la visita y la recorrida del Museo –visitado por 5 millones de personas por año- que hice con su director, vi que el dinosaurio que tenían en exhibición tenía dimensiones menores que el que habían descubierto los científicos del Feruglio. 


Mi primer comentario al Dr. Dixon fue que deberíamos trabajar en forma conjunta para exhibir en uno de los hall centrales del NHM, la estructura ósea del dinosaurio más grande descubierto hasta la fecha, y ese era el que habían descubierto los científicos del Museo Feruglio vinculado a una investigación conjunta sobre la evolución de los mismos y de sus características, ya que en el caso del nuestro era herbívoro.


Recorrer el NHM, el cual junto a los museos de historia natural de Nueva York y de París deben ser de los que reúnen colecciones más importantes, además de los programas de investigación que tienen, agregado a que sus visitantes son sobre todo estudiantes de escuelas primarias y secundarias, hizo que pudiese ver el potencial de exhibir ejemplares paleontológicos en varias dimensiones.


Estas fueron: ubicar a la Argentina en el mapa de la paleontología mundial en el nivel de un público no especializado (gracias a los films de Spielberg que hicieron famosos a los dinosaurios en el público infantil); desarrollar una cooperación institucional entre instituciones argentinas, con eje en el Feruglio, con el NHM que permitiese no solo difundir operativamente nuestra riqueza paleontológica, sino también extenderla a otras actividades de investigación; y vincularla con problemáticas actuales originadas por el cambio climático y origen de epidemias, ya que la desaparición de las especies (animales y vegetales) de hace millones de años pueden dar algunas indicaciones ya no solo de la evolución de las especies, sino también de su desaparición, aunque sea por razones diferentes de las que hoy se discuten en el contexto del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la Convención de las Partes del Cambio Climático.


Por otra parte, a sabiendas del potencial patagónico en paleontológica, el conocimiento, esfuerzo y compromiso con las causas a las que se dedican los científicos argentinos, las cuales muchas veces no se condicen con nuestras capacidades y recursos institucionales, la primera reacción fue la de establecer un vínculo formal entre ambos gobiernos en el ámbito de ministerios de ciencia y tecnología que incluyera como uno de los cinco temas de la cooperación acordada, el referido a “dinosaurios”.


Este acuerdo formal se hizo en noviembre 2016 con una visita del entonces ministro de CyT, Lino Barañao, el cual se complementó con uno entre la Royal Society y el CONICET. 


Este último dio lugar a una colaboración específica entre el NHM y el Feruglio. Sus responsables fueron el equipo del Pro Barrett por el NHM y el Dr Diego Pol, quien lidero el descubrimiento de nuestro “titanosaurio”. 


El proyecto y el conocimiento del potencial argentino en esta área, sumado al respeto por los científicos argentinos que tienen los investigadores británicos, sumado a lo atractivo de la exhibición y de todos los agregados que surgieran de él, hizo que se previera una exhibición de nuestro tiranosaurio para la primavera del hemisferio norte en el 2023 con una duración de un año, agregado a muestras itinerantes por el Reino Unido. 


El financiamiento completo del proyecto, traslados, exhibición, seguros y todo lo que corresponda es financiado por el NHM. Así fue acordado entre ambas partes en el año 2019.


Este proyecto, que fue formalizado en el 2016, trabajado con mucho entusiasmo por el área de ciencia y tecnología de ambas embajadas (en Londres y en Buenos Aires), tuvo el apoyo directo del director del NHM, Sir Michael Dixon, que viajó específicamente a nuestro país no solo para confirmar lo que ya se había puesto en papeles, sino también para visitar museos de historia natural en la Provincia de Buenos Aires y en la Patagonia e identificar otras áreas de colaboración conjunta. 


El 28 de noviembre del 2022, el más importante periódico británico, The Times, ha publicado dos artículos con este proyecto.


En síntesis, softpower (poder blando) como instrumento de política exterior, manejado a partir de generar resultados y difundirlos solo al final de los procesos que lo hicieron posible, son los factores –en este caso, como en tantos otros- que permiten que nuestros científicos puedan proyectar internacionalmente sus investigaciones y hallazgos y, a la vez, dotar de mayores recursos y capacidad organizacional a nuestras instituciones, lo cual solo puede redundar en que nuestra población también se beneficie de sus hallazgos e investigaciones.


Fuente: Infobae

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