Medio Ambiente Panorama general

En los últimos 20 años, los países han actuado a nivel local y colectivo como comunidad internacional para asegurar que la conservación y el uso sostenible del medio ambiente conduzcan a un crecimiento sostenible, ayudando a sacar a la población de la pobreza de manera permanente.





Los recursos naturales proporcionan medios de sustento para miles de millones de personas. 

Cuando se administran bien, los recursos naturales renovables, las cuencas hidrográficas, los paisajes terrestres productivos y los paisajes marinos pueden ser la base del crecimiento sostenido e inclusivo, la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y el bienestar humano. 

Un medioambiente limpio también es fundamental para garantizar que las personas puedan llevar una vida saludable y productiva, y que los recursos públicos y privados se destinen a inversiones para promover el desarrollo en lugar de solucionar la contaminación. 

Los ecosistemas del mundo regulan el aire, el agua y el suelo de los que todos dependemos y constituyen un mecanismo de defensa único y eficaz en función de los costos contra los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático. 

Para lograr el crecimiento sostenible, se requiere una mejor gestión de los recursos naturales, políticas fiscales respetuosas con el medioambiente, mercados financieros más verdes y programas eficaces de gestión de desechos a nivel mundial.


La disminución de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos a nivel mundial es un problema de desarrollo: las economías, particularmente en los países de ingreso bajo, no pueden permitir que los servicios proporcionados por la naturaleza colapsen. 

En el análisis del informe del Banco Mundial The Economic Case for Nature (Los argumentos económicos a favor de la naturaleza) (i) se indica que, según una estimación conservadora, el colapso de ciertos servicios, como la polinización silvestre, el suministro de alimentos provenientes de la pesca marina y la madera de los bosques nativos, podría resultar en una disminución significativa del PIB mundial de USD 2,7 billones para 2030. 

Los impactos relativos son más marcados en los países de ingreso bajo y mediano bajo, donde las caídas del PIB en 2030 podrían ser superiores al 10 %.


En el informe también se subraya que las políticas inteligentes en relación con la naturaleza pueden reducir el riesgo de colapso de los ecosistemas y mejorar tanto la biodiversidad como los resultados de las economías. 

Una combinación de políticas cuidadosamente diseñadas y coordinadas, en particular las que respaldan la innovación, puede beneficiar simultáneamente la biodiversidad y el desarrollo.


Los programas relativos a la naturaleza y el cambio climático son complementarios y las sinergias existentes deben aprovecharse para promover un desarrollo verde, resiliente e inclusivo. 

Los beneficios de una política inteligente con respecto a la naturaleza aumentan considerablemente cuando se tienen en cuenta los servicios de secuestro de carbono.


La pérdida de biodiversidad y de servicios ecosistémicos es un problema de desarrollo, que suele afectar en mayor medida a los países más pobres. 

Los ecosistemas saludables y los servicios que estos proporcionan son esenciales para el crecimiento a largo plazo de sectores económicos como la agricultura, la silvicultura y la pesca. 

Más de la mitad del PIB mundial se genera en sectores que dependen en gran medida o moderadamente de los servicios de los ecosistemas, como la polinización, la filtración de agua y las materias primas. 

Más de 3000 millones de personas dependen de la biodiversidad costera y marina para su ingesta de proteínas y medios de sustento. 

Tres cuartas partes de los 115 principales cultivos alimentarios del mundo se basan en la polinización animal. 

En los países en desarrollo, los bosques, lagos, ríos y océanos aportan una proporción significativa de los alimentos, combustibles e ingresos familiares, y constituyen una red de protección social de gran valor en épocas de crisis, particularmente para los pobres que viven en zonas rurales.


Sin embargo, la integridad y la funcionalidad de estos activos naturales esenciales se ven cada vez más comprometidas, ya que entre el 60 % y el 70 % de los ecosistemas del mundo (i) se están degradando más rápido de lo que pueden recuperarse. 

La gestión inadecuada del medioambiente y de los recursos naturales da lugar a pérdidas económicas considerables; por ejemplo, un monto estimado de USD 80 000 millones al año se desaprovecha (i) debido a la mala gestión de la pesca en los océanos. 

La contaminación atmosférica es el principal riesgo medioambiental para la salud, con un costo equivalente al 6,1 % del PIB mundial al año. 

La naturaleza está amenazada y 1 millón de especies animales y vegetales, de un total estimado de 8 millones, se encuentran en peligro de extinción, muchas de ellas en un plazo de 10 años, según el último informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES [i]). 

Desde 1970, 14 de 18 categorías de servicios de los ecosistemas se han reducido.


La pandemia de COVID-19 pone de manifiesto los vínculos que existen entre la salud humana y la naturaleza, ya que alrededor del 70 % de las nuevas enfermedades infecciosas tienen un origen zoonótico. 

Los patógenos prosperan donde hay cambios medioambientales, por ejemplo la deforestación, y cuando los ecosistemas naturales se encuentran sometidos a estrés a raíz de la actividad humana y el cambio climático.


Además de servir como medio de protección entre los seres humanos y los patógenos, la naturaleza también puede ayudar al desarrollo económico y social. 

Las inversiones en la naturaleza pueden contribuir a la recuperación económica al crear empleo, atender las necesidades de las comunidades más pobres y generar resiliencia a largo plazo. 

Los ecosistemas saludables contribuyen a mitigar el cambio climático y aumentan la resiliencia de las comunidades más vulnerables de todo el mundo. 

En investigaciones recientes del Banco Mundial se plantean argumentos económicos a favor de invertir en la naturaleza (i) y se evalúan opciones de políticas para enfrentar la crisis de la biodiversidad mundial.


Fuente: https://www.bancomundial.org/

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