Una exhumación en Menorca por una herencia de 40 millones de euros

Una mujer de 76 años pleitea para que se la reconozca como hija natural de un noble menorquín fallecido en 2018 y que legó una herencia millonaria a dos sobrinos.




Corrían los primeros años de la década de los 40 cuando el aristócrata José María de Olivar y Despujol conoció a una profesora en Menorca. 


Él era un noble de la isla que había sido caixer senyor de las fiestas de Sant Joan, una figura de enorme relevancia social reservada únicamente a los miembros de las familias ilustres de Ciutadella en la celebración más destacada de la isla. 


Ella era una mujer catalana que había llegado desde la Península para dar clases de idiomas en la isla. 


Ambos iniciaron una relación sentimental que se prolongó durante varios años, de la que nació una niña, aunque nunca llegaron a casarse porque las diferencias sociales de la época entre ambos lo impidieron. 


Esa niña tiene ahora 76 años y, con este relato que le transmitió su madre, testimonios y pruebas documentales, presentó hace tres años una demanda de paternidad para ser reconocida como hija del noble menorquín, que murió sin descendencia en 2018 y legó una fortuna valorada en 40 millones de euros a dos sobrinos.


El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 1 de Ciutadella ha ordenado la exhumación de los cuerpos de los padres del noble menorquín, enterrados en el Cementerio Viejo de la localidad. 


Fernando Osuna, abogado de la demandante y experto en reclamaciones de paternidad, explica que el cuerpo de José María de Olivar y Despujol fue incinerado y sus dos hermanos, que ahora tienen más de 90 años, se han negado a someterse a pruebas de ADN para obtener una demostración de esa paternidad.


“Los que serían los tíos de mi clienta no han querido someterse a pruebas de ADN, por lo que no ha quedado más remedio que reclamar al juzgado la exhumación de los cuerpos de los padres de José María de Olivar y Despujol, dado que a él lo incineraron cuando falleció en 2018 a los 99 años” dice Osuna, que se ha desplazado hasta Ciutadella para supervisar este viernes el proceso de exhumación de ambos cuerpos.


La comitiva judicial, encabezada por el magistrado Juan Pablo Molina, del Juzgado de Instrucción Número 1 de Ciutadella, ha accedido sobre las 11.00 al panteón familiar de los De Olivar, donde se han abierto los ataúdes en los que descansaban los restos de Carlos de Olivar y María del Pilar Despujol, progenitores del supuesto padre.


Allí, los técnicos del Instituto Anatómico Forense han extraído muestras del fémur de los difuntos para extraer las pruebas de ADN, en un proceso que ha durado algo más de una hora. 


Las pruebas serán remitidas al Instituto Nacional de Toxicología de Barcelona, que será el encargado de analizarlas y determinar si coinciden con las muestras de ADN de la demandante. 


Los resultados del examen genético pueden tardar entre 30 y 60 días y en los casos de parientes de rama familiar directa (padres o hermanos) el porcentaje de compatibilidad es “altísimo” si el resultado es positivo: el 99%, según señala el abogado.


Si la prueba confirma la filiación de la mujer, el juicio oral podría señalarse antes del verano y la demandante tendría entonces derecho a iniciar otro pleito para acceder como heredera forzosa a parte de una fortuna estimada en más de 40 millones de euros y compuesta por multitud de bienes inmuebles, como palacios, viviendas y tierras rústicas en la isla, así como obras de arte y dinero en metálico. 


De Olivar y Despujol no se casó nunca y legó todos sus bienes, mediante testamento, a dos de sus sobrinos que viven en Sevilla y Menorca y que tendrían que renunciar a parte de lo que heredaron de su tío en favor de la nueva heredera.


La demandante de 76 años vive en Marbella desde hace más de una década. 


Su madre, según cuenta Osuna, tuvo a la niña como soltera en 1946 y tras abandonar Menorca estuvo viviendo a caballo entre Barcelona y Madrid durante el resto de su vida, mientras De Olivar y Despujol se convirtió en diputado balear por Menorca y en alcalde de Ciutadella en 1965 sin reconocer nunca la paternidad de la cría. 


En la demanda de filiación, además de la reclamación de las pruebas genéticas, la mujer ha aportado otros indicios para corroborar la paternidad del noble menorquín, como varios recibos del pago de las cuotas del colegio firmados por De Olivar y Despujol y la entrega de otras cantidades de dinero para ayudarla. 


“En las notas escolares del colegio de la demandante, le ponen el apellido del padre. 


También hemos aportado numerosa correspondencia entre la madre y el supuesto padre, así como ingresos bancarios”, señala Osuna, para quien las fotografías demuestran “el gran parecido físico” entre ambos. Una cuestión que finalmente debe corroborar la ciencia.



Fuente: https://elpais.com/

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