La contaminación por mercurio ha disminuido, pero no en el atún. ¿Por qué?

Un nuevo estudio propone que el metal tóxico “heredado” de otros tiempos y acumulado en las profundidades marinas se está desplazando a aguas donde se alimentan los peces.


Un mercado de la prefectura de Miyagi, Japón, en octubre. 
Miles de muestras de atún recolectadas en todo el mundo 
entre 1971 y 2022 mostraron que los niveles 
de mercurio casi no habían cambiado
Credit...Hiroko Masuike



En las décadas de 1960 y 1970, los horrores de la intoxicación por mercurio en Japón y otros lugares consternaron a todos por doquier y el mundo decidió ponerle freno a las emisiones de este metal tóxico.


Desde entonces, la contaminación con mercurio derivada de las actividades de los seres humanos, como la quema de carbón y la minería, ha disminuido en muchas partes del orbe.


Pero cuando un equipo de investigadores franceses analizó miles de muestras de atún de 1971 a 2022, descubrió que prácticamente no habían cambiado los niveles de mercurio hallados en los peces.


Lo más probable es que eso se deba a que el mercurio “heredado” que se ha acumulado en las profundidades del océano está circulando en las aguas menos profundas donde el atún nada y se alimenta, según lo que proponen los investigadores en un estudio que se publicó este mes en la revista Environmental Science & Technology Letters.


Mediante el uso de modelos, los científicos predijeron que incluso con las normas más estrictas para regular el mercurio, las concentraciones de este metal tardarán de 10 a 25 años más en comenzar a disminuir en el océano, pero todavía tendrían que pasar algunas décadas después de eso para que los niveles de mercurio disminuyan a su vez en el atún.


La conclusión es que la batalla del mundo por controlar la contaminación de mercurio todavía está lejos de terminar.


“Nuestro estudio demuestra que tenemos que reducir las emisiones de manera considerable para, por lo menos, esperar que haya un decremento las próximas décadas”, señaló David Point, un químico ambiental del Instituto Nacional de Investigación para el Desarrollo Sustentable de Francia y uno de los autores de este nuevo estudio.


El mercurio es un elemento de la naturaleza, pero las actividades del ser humano, como la minería y la quema de combustibles fósiles, ocasionan la mayor parte de la contaminación por mercurio en todo el mundo. 


El mercurio desciende desde el aire y termina por asentarse, casi todo en los océanos. En el camino, los microorganismos lo convierten en una sustancia muy tóxica que se acumula en los pescados y los mariscos.


A casi todas las personas que tienen mercurio en el cuerpo les llega por comer pescados y mariscos contaminados e, incluso en cantidades muy pequeñas, puede dañar el cerebro de los fetos y tener efectos tóxicos en los sistemas inmunitario, nervioso y digestivo del ser humano. 


La Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) calcula que es posible que más de 75.000 recién nacidos en Estados Unidos tengan un mayor riesgo de tener problemas de aprendizaje relacionados con la exposición al mercurio dentro del vientre materno.


La gran cantidad de víctimas humanas que se intoxicaron con mercurio captó la atención pública cuando miles de personas presentaron enfermedades neurológicas y de otro tipo en Minamata, Japón, después de que el mercurio contenido en las aguas industriales intoxicara a los peces locales durante décadas. (Esta historia fue contada en una película de 2022 protagonizada por Johnny Depp).


Debido al consenso global científico sobre los riegos del mercurio para la salud, la mayoría de los países del mundo firmaron el Convenio de Minamata de 2013, en el que se comprometían a erradicar su uso. 


El año pasado, la Agencia de Protección Ambiental señaló que estaba reforzando las normas de control para el mercurio y otros contaminantes tóxicos en las centrales eléctricas.


No obstante, esta nueva investigación indica que la tierra tarda en recuperarse.


En una amplia iniciativa que comenzó hace más de una década, los científicos recabaron los hallazgos publicados con anterioridad y los combinaron con sus propios datos acerca de los niveles de mercurio de casi 3000 muestras del atún proveniente de los océanos Pacífico, Atlántico e Índico entre 1971 y 2022. 


Se concentraron concretamente en el atún tropical —bonito, patudo y de aleta amarilla—, el cual constituye el 94 por ciento de la pesca de atún a nivel mundial.


Descubrieron que, a pesar de la reducción de las emisiones de mercurio desde la década de 1970, los niveles de este elemento en el atún prácticamente no habían cambiado. 


En la pesca de bonito en algunas partes del océano Pacífico, los niveles de mercurio aumentaron, lo que, según ellos, correspondía a un aumento de las emisiones de mercurio por parte de Asia.


Los niveles altos y persistentes de mercurio en el atún tenían que ver con la mezcla oceánica, la cual está agitando el mercurio que se ha ocultado durante décadas en las profundidades del océano. 


Sin embargo, todavía no se logra entender por completo la complejidad de ese proceso. Existe la duda de cómo afecta el cambio climático —el cual está calentando con rapidez los océanos del mundo— a la forma en que circula el mercurio.


Ni una sola muestra de atún superó ninguna norma de salud; los efectos a la salud dependen de quiénes lo consuman (las mujeres embarazadas, los bebés y los niños son especialmente vulnerables) y con qué frecuencia coman el atún, el cual es una fuente de proteínas baja en grasa y rica en nutrientes, que tiene sus propios beneficios para la salud.


Joel D. Blum, profesor de ciencias ambientales y de la Tierra en la Universidad de Míchigan que no participó en el estudio, comentó que este artículo obedeció a las mejores prácticas y conocimientos actuales para averiguar la manera en que se comporta el mercurio en los océanos del mundo. “El conjunto de datos presentados en el artículo es el más extenso que yo conozco”, afirmó.


Los ambientalistas y los defensores de la salud pública mencionan que el Convenio de Minamata tiene una gran laguna legal: permite el comercio y uso del mercurio en la extracción del oro a pequeña escala, que es una fuente importante de contaminación por mercurio. 


Ahora se cree que la extracción de oro es la fuente más grande a nivel mundial de las emisiones antropogénicas de mercurio.


Es evidente que los países tenían que reforzar las restricciones del mercurio, estableciendo, por ejemplo, un plazo para dejar de usarlo en algunas industrias, como en la extracción del oro, señaló Lee Bell, asesor técnico de la Red Internacional para la Eliminación de Contaminantes, una organización sin fines de lucro con sede en Suecia.


“Está claro que si todo sigue igual, tendremos atún contaminado hasta bien entrado el próximo siglo”, dijo.




Fuente: https://www.nytimes.com/es/
Hiroko Tabuchi cubre la relación entre los negocios y el clima para el Times. Ha sido periodista por más de 20 años en Tokio y Nueva York.

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