Seguridad Alimentaria y el Banco Mundial
En mayo de 2022, el Banco Mundial se comprometió a destinar USD 30.000 millones a lo largo de un período de 15 meses para hacer frente a la crisis. La institución ha superado esa meta. El Banco Mundial ha ampliado su respuesta en el ámbito de la seguridad alimentaria y nutricional y ha puesto a disposición USD 45.000 millones, un monto que comprende USD 22.000 millones en nuevo financiamiento y USD 23.000 millones que provienen de la actual cartera.
La cartera de seguridad alimentaria y nutricional abarca 90 países, e incluye intervenciones a corto plazo, como la ampliación de programas de protección social, y proyectos de resiliencia a largo plazo, como iniciativas sobre el aumento de la productividad y la agricultura climáticamente inteligente.
Se espera que la labor del Banco Mundial beneficie a 335 millones de personas, una cifra que equivale al 44 % del total de personas que sufren desnutrición. Alrededor del 53 % de los beneficiarios son mujeres, quienes se ven desproporcionadamente más afectadas por las crisis.
Desde la última actualización del 1 de febrero, los índices de los precios agrícolas y de exportación subieron un 3 % y un 10 %, respectivamente, mientras que el de los precios de los cereales cerró un 2 % más bajo.
El aumento del índice de los precios de exportación fue impulsado por el cacao y el algodón, que subieron un 22 % y un 8 %, respectivamente. Entre los cereales, el maíz y el trigo bajaron un 3 % y un 1 %, mientras que el arroz cerró en el mismo nivel que hace dos semanas.
En términos interanuales, los precios del maíz disminuyeron un 35 %, y los del trigo, un 21 %. Los del arroz, en cambio, se elevaron un 26 %.
En comparación con enero de 2020, los precios del maíz aumentaron un 12 %, los del trigo, un 6 %, y los del arroz, un 51 % (véanse los datos de la “hoja rosada" (i) sobre los índices de precios de los productos básicos agrícolas y de los alimentos básicos, que se actualizan mensualmente).
En la edición de febrero de 2024 del informe de seguimiento del mercado del Sistema de Información sobre los Mercados Agrícolas (SIMA) (PDF, en inglés), se señala que, en el comienzo de 2024, los mercados mundiales de productos básicos mostraron una relativa estabilidad.
Y que los precios de exportación del trigo, el maíz y la soja alcanzaron su nivel más bajo en dos años, aunque los del arroz son casi un tercio más altos que hace un año debido a la merma en la producción provocada por el fenómeno de El Niño y las restricciones a la exportación impuestas por India.
Han surgido preocupaciones sobre la producción de soja de Brasil, donde se registraron precipitaciones inferiores a lo normal que perjudican los cultivos.
Las disrupciones en el transporte marítimo han afectado significativamente los flujos del comercio mundial, en particular en puntos críticos como el Canal de Panamá y el Mar Rojo.
Estas alteraciones no solo han elevado los costos del transporte, sino que también han retrasado las entregas y afectado las cadenas de valor mundiales, generando dificultades para las industrias que dependen de la puntualidad de los envíos.
Asimismo, son motivo de inquietud los posibles efectos que esto tendrá a largo plazo en los costos del comercio, las emisiones de gases de efecto invernadero y la sostenibilidad del sector agrícola.
En el informe titulado 2023 Financing Flows and Food Crises (Flujos financieros y crisis alimentarias, 2023), elaborado por la Red Mundial contra las Crisis Alimentarias, se pone de relieve el importante volumen de financiamiento externo recibido por los países y territorios que padecen este tipo de crisis.
En los últimos siete años, estos sitios han recibido las tres cuartas partes de las asignaciones mundiales destinadas a la ayuda humanitaria y casi un tercio de las de asistencia para el desarrollo.
Si bien estas inversiones son significativas, en el informe se indica que no se ha logrado abordar la inseguridad alimentaria grave.
En 2022, a pesar de que las asignaciones a los sectores alimentarios alcanzaron el volumen más alto en siete años, la inseguridad alimentaria grave alcanzó un máximo histórico: 258 millones de personas se encontraban en situación de crisis o en condiciones aún peores en 58 países y territorios.
En el informe se insta a buscar mayor coherencia entre el financiamiento destinado a la asistencia humanitaria y el de desarrollo a fin de abordar las causas fundamentales de la inseguridad alimentaria grave y reducir las necesidades de ayuda humanitaria a largo plazo.
Después de la invasión de Rusia a Ucrania, se ha incrementado el número de políticas comerciales impuestas por los países.
La crisis alimentaria mundial se ha agravado, entre otras cosas, por el creciente número de restricciones al comercio de alimentos establecidas por los países con el objetivo de aumentar la oferta interna y reducir los precios.
Hasta el 12 de febrero de 2024, 16 países habían establecido 23 prohibiciones a la exportación de alimentos, y 8 habían implementado 15 medidas de restricción de las exportaciones.

En mayo, el Grupo Banco Mundial y la Presidencia del Grupo de los Siete (G7) convocaron de manera conjunta la Alianza Mundial para la Seguridad Alimentaria (i), cuyo objetivo es catalizar una respuesta inmediata y concertada a la crisis mundial del hambre que se está produciendo.
La Alianza ha establecido un Panel Global de Seguridad Alimentaria y Nutricional (i), una plataforma de acceso público que proporciona información oportuna a los encargados de tomar decisiones a nivel mundial y local, de modo de mejorar la coordinación de las políticas y la respuesta financiera a la crisis alimentaria.
El 8 de febrero de 2023, las máximas autoridades de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Grupo Banco Mundial, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) publicaron una tercera declaración conjunta.
En la declaración, se insta a evitar que empeore la crisis de seguridad alimentaria y nutricional y se exigen nuevas medidas urgentes para i) atender los focos de hambre, ii) facilitar el comercio, mejorar el funcionamiento de los mercados y reforzar el papel del sector privado, y iii) reformar y reorientar los subsidios perjudiciales con eficiencia y una cuidadosa focalización.
Mientras responden a la crisis, los países deben buscar un equilibrio entre las intervenciones urgentes a corto plazo y los esfuerzos de resiliencia a largo plazo.
Fuente: https://www.bancomundial.org/es/

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