Mantener a la familia unida es un trabajo constante. Y tiene nombre

El “kinkeeping” es un término en inglés que hace referencia a todas las acciones que se realizan para mantener buenos lazos familiares. Y sí, las mujeres son quienes más se encargan de ellas.





Cada diciembre, cuando Erienne Fawcett era niña, su casa rural de Minnesota se transformaba en un escaparate de aldeas nevadas en miniatura, con renos diminutos y villancicos.


De niña, las detalladas escenas le parecían “pura magia”.


No fue hasta la edad adulta cuando se dio cuenta de que su experiencia era el resultado de “horas, horas y horas de trabajo” de su madre, todo parte de un elaborado esfuerzo por hacer que la Navidad fuera especial.


Con el tiempo, Fawcett se convirtió en profesora de Estudios de la mujer y de género en la Universidad Estatal de Dakota del Norte, donde enseñó a sus alumnos que esta forma de trabajo invisible, dedicado a la unión familiar y a la creación de magia, tiene un nombre: kinkeeping, término en inglés que hace referencia al cuidado de tus parientes.


Las menciones a los kinkeepers empezaron a aparecer en la literatura de sociología a mediados del siglo XX.


Los investigadores definían esta función como la de un comunicador dentro de la familia que ayudaba al grupo extendido a mantenerse en contacto compartiendo las novedades de todos y planificando reuniones.


En las últimas décadas, los investigadores en sociología y psicología han ampliado la definición para incluir aspectos como la creación o mantenimiento de tradiciones familiares, la compra de regalos para cumpleaños y festividades, la coordinación de la atención médica y todo tipo de cuidados emocionales.


Carolyn Rosenthal, profesora emérita de Sociología de la Universidad McMaster de Canadá, quien investigó el trabajo de mantener los lazos familiares en la década de 1980, dijo que un kinkeeper es alguien que cultiva un sentimiento de “solidaridad o conexión familiar”. Alguien que, en muchos sentidos, es el pegamento que une la familia.


Algo que se ha mantenido constante a lo largo de los años es que la mayoría de personas que cumplen este rol son mujeres: cuando los investigadores buscaron kinkeepers para un estudio de 2017, más del 91 por ciento de los voluntarios fueron mujeres.


A Dawn O. Braithwaite, profesora emérita de Estudios de la comunicación en la Universidad de Nebraska-Lincoln, quien fue coautora del estudio de 2017 y de otro similar en 1996, le sorprendió lo poco que había cambiado el desglose por sexos a lo largo de los años.


“Pensé que tal vez los hombres podrían haber ocupado más este rol debido al componente tecnológico”, dada la facilidad con la que ahora podemos comunicarnos a través de mensajes de texto y redes sociales, dijo.


Eve Rodsky, escritora, investigadora y activista por un reparto equitativo del trabajo en el hogar, cree que el cuidado de los familiares sigue estando mayoritariamente en manos de las mujeres porque “seguimos teniendo una enorme disparidad en la forma en que las mujeres y los hombres emplean su tiempo”. 


Cuando las mujeres ponen límites al tiempo que destinan para cuidar a otros, añadió, pueden sentirse culpables y avergonzadas.


En 2022, una de las alumnas de Fawcett, Molly Westcott, estudiante universitaria de segundo año, creó un video en TikTok para explicar el kinkeeping, que rápidamente acumuló millones de visitas.


En el video, Westcott establece una analogía que compara la vida familiar con una obra de teatro: los hombres son los actores y las mujeres el equipo de producción, los acomodadores y todos los demás que trabajan fuera del escenario.


“Una obra de teatro requiere mucho esfuerzo, tiempo y energía”, dice en el video. “Pero al final, cuando acaba la obra, la gente no aplaude a todo lo que no ha visto”.


La observación caló hondo. “Fue realmente emocionante que más personas tuvieran el vocabulario para describir cómo se sentían”, dijo Westcott, que ahora tiene 20 años, en una entrevista con The New York Times.


El video de Westcott lanzó el término kinkeeping a la lengua vernácula, inspirando decenas de miles de comentarios y respuestas junto con episodios de pódcast y el reconocimiento como “Palabra del día” de Dictionary.com, el mes pasado.


En muchos casos, ser un kinkeeper es gratificante. “Cuando se hace desde la generosidad y la capacidad de acción, puede ser muy enriquecedor”, dijo Pooja Lakshmin, psiquiatra en Austin y autora de Real Self-Care.


Muchos kinkeepers aprecian sinceramente ser la persona a la que acuden sus parientes en busca de apoyo emocional y orientación, o los responsables de llevar la antorcha de las generaciones mayores.


Según Rosenthal, el kinkeeping fomenta el sentimiento de conexión, identidad y bienestar de la familia. Las investigaciones también sugieren que sentir un vínculo cercano y una verdadera conexión con tus parientes favorece la salud mental.


Según Caitlin Allen, científica social y del comportamiento de la Universidad de Medicina de Carolina del Sur, quien ha estudiado este fenómeno, quienes velan por los lazos de la familia pueden desempeñar un papel crucial en promover la salud del grupo en general.


Quienes ejercen este rol tienen incluso el potencial de salvar vidas compartiendo los historiales médicos familiares y animando a sus seres queridos a buscar atención preventiva, dijo.


Pero esta tarea puede llevar mucho tiempo y ser emocionalmente pesada.


“Cuando se hace desde el resentimiento o la obligación, es cuando surgen los problemas”, dijo Lakshmin. “¿Es de verdad una elección?”. Cuando el cuidado de la familia parece más una tarea, tu salud mental y tus relaciones con tus seres queridos pueden verse afectadas.


Braithwaite añadió que los kinkeepers a menudo se encuentran “atrapados” al interior de dinámicas familiares complicadas o desempeñan el papel de “guardianes” de información familiar importante, lo que puede brindarles poder, pero también estrés.


Según los expertos, si eres el kinkeeper de tu familia, ciertas estrategias pueden ayudarte a prevenir el agotamiento emocional.


Un punto de tensión común es cuando un miembro de la familia piensa que otro está asumiendo un trabajo innecesario, dijo Rodsky. 


¿Realmente es necesario que los bizcochos sean hechos en casa?


A menudo, sin embargo, el asunto de los bizcochos no se trata solo de bizcochos, sino que representa una costumbre de tu infancia que deseas transmitir o algo que no tuviste de pequeño y ahora quieres darle a tus propios hijos. 


Según Rodsky, incluso las tareas aparentemente banales pueden estar cargadas de significado emocional.


Si no recibes el apoyo que necesitas, empieza por explicarle a tus familiares por qué haces las cosas como las haces. “Si podemos tan solo dar un paso atrás y dedicar unos cinco minutos a nuestro porqué”, dijo, “eso literalmente lo cambia todo”.


También es importante tratarse con amabilidad a uno mismo, dijo Randi Owsley, psicoterapeuta en Boise, Idaho y una de las presentadoras del pódcast Women’s Mental Health, que dedicó una serie de episodios al kinkeeping. 


“La autocompasión tiene un impacto directo en la reducción del nivel de estrés”, dijo, y añade que “en el acto de cuidar de los demás, no debemos olvidarnos de cuidar de nosotros mismos”.


Si tu pareja u otro miembro de tu familia es el kinkeeper, ten en cuenta que puede ser “un trabajo ingrato”, dijo Braithwaite.


Tan solo expresar gratitud por esos cuidados —y reconocer cuánto trabajo implica— puede ayudar a prevenir el agotamiento de quien los realiza.


Y, por supuesto, ofrécete a dar una mano: no solo aliviará un poco la carga que lleva tu ser querido, dijo Rodsky, sino que probablemente también te beneficiarás tú mismo. 


El “kinkeeping” puede ser una forma poderosa de cuidar tus propias relaciones, y las investigaciones sugieren que la calidad de tus vínculos tiene un enorme impacto en la salud, la felicidad y la longevidad.


“Piensa en lo que está en juego”, dijo. “La calidad de tus relaciones se construye en estos pequeños momentos”.



Fuente: https://www.nytimes.com/e

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