“Rosario”: de “tejido de complicidades” al “dinero que se entremezcla” y el impacto social
En la continuidad de la edición 2024 del Ciclo de Charlas Periodísticas de ANÁLISIS, los periodistas Germán de los Santos (La Nación) y Hernán Lascano (La Capital) presentaron este viernes su libro Rosario, sobre la historia detrás de la mafia narco en la ciudad santafesina.
La actividad se realizó en el Hotel Howard Johnson Mayorazgo, con importante presencia de público. El ciclo continuará con un encuentro mensual hasta noviembre y participarán destacadas figuras del periodismo de la región.
“Tejido de complicidades”
“Este libro nos llevó mucho más tiempo en el terreno de planear cómo escribirlo y qué escribir que en el momento de volcarlo al papel. Discutimos mucho, hablamos sobre qué es lo que queríamos contar y eso me parece que es un trabajo, sobre todo cuando un libro se hace de a dos, muy interesante, porque uno hasta llegar a armar ese esqueleto definitivo que lo va guiando va cambiando mucho”, comenzó hablando De los Santos sobre la génesis de la obra.
Y continuó diciendo: “Nosotros no queríamos hacer tampoco una continuación del libro de Los Monos, que fue el primer libro que publicamos en 2017, sino contar distintas cosas que sí teníamos en claro”.
En ese sentido, detalló: “Una era ir hacia atrás en lo que es la historia criminal de Rosario de esta última época y hacernos esa pregunta: cómo, dónde, por qué surgió esto, por qué apareció. Y la técnica que nosotros usamos es contar historias que van reflejando estas preguntas”.
“El libro empieza con algo que está mucho más cercano en el tiempo, que no iba a comenzar así, pero después decidimos arrancar porque es como una película, que es un narco que se quiere fugar con un helicóptero de la cárcel de Ezeiza en Buenos Aires”, dijo sobre el resonante caso de Esteban Alvarado, que tuvo su capítulo en un hangar de Gualeguaychú, donde estuvo guardada la aeronave con la cual planificaba la fuga.
“Eso te da la pauta de que lo que nosotros habíamos contado tiempo antes de esa historia de la banda de Los Monos, que había surgido en un barrio que se llama La Granada, en la más extrema pobreza, un barrio que se gestó en la época del Mundial `78 cuando le instalan todo un murallón y como que mudan a los pobres a esa especie de gueto que se mantiene durante décadas y que después, ante la indiferencia de toda la ciudad, surgen Los Monos.
Y 20 años después, no eran ellos, pero era un personaje muy parecido, planean fugarse en un helicóptero”, dimensionó de los Santos ante la atenta audiencia y el presentador, el periodista de Radio Plaza Víctor González.
Y remarcó: “De andar a caballo en esa zona suburbana de Rosario, de los límites con lo que es ya el campo, pasaron a comprar un helicóptero en España, armarlo en Paraguay, traerlo a Entre Ríos y después planear una fuga muy bien proyectada.
Incluso, el que se iba a fugar estaba con una camiseta de Holanda, que es anaranjada, de la cancha de fútbol donde iba a bajar el helicóptero. La fuga en helicóptero queda trunca porque el piloto lo delata. Esa escena pintaba esos cambios que se fueron generando en los últimos 20 años”.
“El segundo capítulo del libro cuenta una historia que es la génesis de esto, y que tiene que ver con las complicidades. Y que es una historia, para mí, extraordinaria, de dos policías, uno de ellos un jefe policial, que va a buscar la coima de alguien que en ese momento era un jovencito que después iba a ser el líder de Los Monos, que lo terminan matando en el año 2013, que es Claudio Pájaro Cantero.
Y uno de los soldaditos que estaba con él menciona un nombre cuando le da el sobre al policía, que no tenía las insignias. Y el policía lo hace llamar al jefe Pájaro Cantero y le da una clase de cómo pagar con su doble. Lo educa: `Nunca tenés que mencionar a quién pagás esto´.
Y ahí se notaba que había una cuestión de estructura, el policía estaba arriba de esa estructura y el narco era un dependiente de él. Y como, que lo vamos contando en el libro, tiempo después ese esquema se va cambiando. El policía pasa a ser empleado del narco y es el narco el que lo educa.
Y en la historia de este narco que se quiere fugar con el helicóptero, Esteban Alvarado, aparecen muchos policías. Un policía que es el que hace las escuchas telefónicas, por ejemplo, a su propio jefe.
Y cómo ese sistema va haciéndose cada vez más complejo, aunque es gente que muchas veces salió de los barrios más marginales y que aparenta ser precaria. Pero la complejidad del tema se la da ese tejido de complicidades que va avanzando”, advirtió.
“La naturalidad con que el dinero del delito se entremezcla en la economía regular”
Hernán Lascano, a continuación, hizo mención al aspecto financiero de este sistema y a los “sectores que hacen operaciones financieras para ingresar el dinero, lavando dinero, haciendo colocaciones a través de instrumentos financieros, sectores que se dedican a la compra y venta de bienes raíces, sectores del campo profesional que contribuyen justamente a las posibilidades del lavado, sectores que pertenecen al derecho, a la contabilidad, a la escribanía”, enumeró.
Y acotó: “Pero también fuimos contando, con ejemplos muy sencillos pero extraordinarios en cuanto a la contundencia de lo que significa, cómo esa relación era mucho más regular y cotidiana y muchas veces no se veía”.
Y ejemplificó: “¿Quién podía pensar que un grupo pequeño de estafadores que derivaron a narcos, que eran de Casilda y que constituyeron cocinas de cocaína con las que abastecían a cinco zonas de la provincia de Santa Fe, aledañas a Rosario, iban a terminar comprando una de las mayores joyerías de la ciudad de Rosario, La Casa de las Alianzas? Donde la gente va comprando anillos de compromiso, de bodas y se los dan bien, eran personas que estaban ahí lavando dinero.
Y eso lo pudieron hacer a partir de la complicidad de una persona que fue jefe de policía de Rosario y que participó o hizo participar como testaferro de sus propias compras a estas personas para adquirir cuatro departamentos en el centro de Rosario”.
“O que, por ejemplo, el campo de entrenamiento deportivo del Club Rosario Central, el Club Real Arroyo Seco, fuera construido en su momento por una persona que fue condenada en Chaco por contrabando agravado de cocaína, por colocar mil kilos de cocaína en un puerto de Portugal y un segundo cargamento que nunca se investigó, que nunca llegó a sentencia, que era idéntico, en el puerto de Bilbao, que salió de Rosario.
Esta persona fue construyendo sin molestias entre 2003 y 2006 un complejo magnífico donde había no solamente un estadio deportivo, sino seis canchas aledañas de entrenamiento, un hotel para el complejo de jugadores. Y eso le costó 10 millones de dólares y en determinado momento, a las apuradas, lo vendió.
¿Y cómo lo vendió? Y acá está la situación del entrelazamiento. Se lo vendió a un club de fútbol regular a partir de una gestión que hizo el jefe de seguridad de ese club, que había sido jefe de policía de la provincia de Santa Fe. Al club en ese momento lo conducía un exintendente de Rosario, Horacio Usandizaga.
La operación, que se hizo a las apuradas y a la una de la mañana en una inmobiliaria céntrica de Rosario, la gestó el que era vicepresidente del club, que era a la vez vicepresidente de la Cámara Inmobiliaria de Rosario, en una inmobiliaria regular, por la mitad del dinero, por un apremio económico que lo llevó casi a la desesperación y llevó a esta persona a este contrabandista de cocaína, Patricio Gorosito, a desprenderse de esto que había construido en 10 millones de dólares en poco menos de 4 millones de dólares, lo que fue una ganga para el club”, describió sobre otro hecho contado en el libro.
Y redondeó: “Pero en definitiva, de lo que se trata es de ver la naturalidad con que el dinero del delito se entremezcla en la economía regular, desempeñada por personas que están muchas veces en el escalón más alto”.
De los Santos, además, confió que le pareció interesante contar otra parte de la historia en cuanto a esta mecánica financiera: “En esto que uno lleva mucho tiempo, y que está abarrotado de información, muchas veces pasa por la cuestión más policial, criminal, asesinatos, crímenes. Y nosotros acá queríamos contar otra cosa, que era cómo se hacía visible el dinero confuso”.
“Y uno de los que nos cuenta es Leandro Lelo Pérez, un tipo que se hizo millonario vendiéndole autos a los narcos. Él dice, `yo no vendí nunca droga, pero sí vendí autos, y me hice millonario. Llegué a vender 40 autos por mes importados, en el pico de movimiento de guita´.
Nos sirvió también este trabajo para romper algunos mitos, porque no es ahora, fue cuando no pasaba nada, cuando no estaba en los diarios, cuando era 2006, 2007”, reveló el periodista rosarino.
“Y en la terraza del edificio más caro de Rosario se gesta una de las estafas más grandes de los últimos tiempos, en la que intervienen escribanos muy reconocidos, abogados también muy reconocidos, gerente de un medio, financistas, y Lelo Pérez, que es el que lleva el negocio junto con también sindicalistas; en esa terraza se apropian de un campo en Alvear, que está muy cerca de Rosario, que salía mucho dinero y que era de una mujer viuda de un camarista de Rosario, que le hizo una demanda y después terminó saltando.
Pero lo que nos interesó contar de eso es que en uno de los pisos vivía el director de Vicentin, Nardelli, en otro piso vivía el ex presidente del puerto de Rosario, por donde se sospecha y después se comprobó por lo menos que salieron cargamentos de cocaína, y que llevó a la quiebra al puerto, Guillermo Salazar Boero.
Contamos una escena de box entre Lelo Pérez y el expresidente del puerto porque Lelo Pérez quería hacer una fiesta en la terraza y empiezan a aparecer en el edificio más caro de Rosario todos estos personajes que los teníamos muchas veces de las crónicas policiales.
Entonces el que era el intendente de la Torre, Guillermo Salazar Boero, el ex presidente del puerto le pide: `me tenés que pasar una lista de invitados´. Entonces le pone toda la banda de Los Monos como invitados, para tomarle el pelo, pero eso me parece que muestra, más allá de las anécdotas que muchas veces son graciosas, que todo se va mezclando”.
“A uno de los financistas, que es el que vende los departamentos, que le vende un departamento al padre de Messi, Messi vive un tiempo ahí y ahora está viviendo su hermana, lo secuestra un grupo comando que había planificado el secuestro muy bien y terminan pagando el rescate los que vivían ahí.
O sea, eso es lo que digo que pinta muy bien cómo se va mezclando el dinero y que nosotros, como lo que contaba Hernán de ese mundo financiero, que es los pesos que van de un búnker y que terminan en una financiera, se mezclan con todo. Ya ahí es imposible discernir si ese dinero está manchado con sangre o no”.
“Da para una enciclopedia”
“No es fácil decir si es un libro nuevo, o qué, pero lo que sí se puede decir es que es tan fecundo el fenómeno criminal y ofrece tanta diversidad que es para una enciclopedia más que para un libro, no hay ningún problema y esto se renueva y siempre genera episodios nuevos”, graficó Lascano.
Y continuó: “Nosotros cuando hablamos de la transformación cultural que queríamos explicar es porque nos interesaba ver cómo lo que está pasando en relación a la violencia y a hechos de sangre impacta cada vez más fuerte en la vida de sectores que antes por ahí no producían escándalo o estrépito público”.
Hizo notar que esto era así porque antes: “La violencia no era tan desaforada como ahora, en ninguna otra ciudad más que en Rosario tirotearon la casa de un gobernador y casi lo matan; en ninguna ciudad después de una sentencia contra una organización criminal muy especificada en relación a lo que habían sido los cargos y los hechos por los cuales se generaba sentencia, tirotearon 20 objetivos judiciales, entre ellos 8 domicilios de jueces;
en ninguna ciudad tirotearon generando una dinámica de extorsiones un restaurante lleno de clientes en el corredor gastronómico más importante de la ciudad; o la muerte en el casino, que también es muy interesante porque a partir de eso revela una complicidad y una protección del poder político y le cuesta el cargo al jefe de la persecución criminal de Rosario, que es el fiscal regional que ahora va a juicio, Patricio Serjal.
Todas estas transformaciones generan una enorme aflicción y un estado de sobresalto que es lo que nosotros también, dando ejemplos en el libro, tratamos de dar cuenta”.
Sobre ese punto, apuntó: “Esta transformación cultural tiene hechos que parecen nimios, como por ejemplo que la gente del barrio Complejo Municipal cuente que no va a hacer las compras a la tarde porque hay tiroteos, que van a la mañana porque los pibes que tiran a la mañana están durmiendo.
Eso supone una transformación de hábitos comunitarios que son fuertes y que se dan en todos lados”.
“En un capítulo contamos de un club de fútbol de primera división, al que le costó muchísimo llegar, que fue Tiro Federal, que jugó en la primera de AFA en 2004, un equipo de un barrio ferroviario como es Barrio Ludueña, a 20 cuadras de la cancha de Rosario Central, concretó la proeza de llegar a primera división a partir de una precariedad institucional muy notable, pero con mucho corazón.
Jugó con Boca, con River, con San Lorenzo, con Independiente, tuvo un goleador que era de Rosario que después pasó a Racing, Javier Cámpora, que fue el goleador de ese torneo. Y el hecho de que, era el año 2004, el presidente del club debió cerrar el club por las permanentes amenazas y extorsiones que tenía de parte de las mismas personas que iban a la cancha a alentar al club.
Y que nos dijo a nosotros cuando estábamos cerrando el libro, `yo vi venir lo que pasaba, lo avisé, pero no tenía interlocutor porque la política o el sistema institucional no advertía la magnitud de lo que se venía´. Ese es el nombre de uno de los últimos capítulos, La magnitud de lo que se venía”.
“Y lo que vemos en Rosario en relación a esta transformación cultural, Germán que está muy cerca del campo empresarial lo ve muy bien, es la enorme preocupación que empezó a generarse en sectores del mundo empresario respecto al tema de cómo protegerse, de cómo invertir, de cómo empezar a comprar autos blindados, cosas que pasó en otros lugares que estuvieron problematizados por la acechanza de la violencia.
O que aparezca de golpe una población que el organismo de investigaciones de Rosario estima entre mil y cinco mil personas de jóvenes que se dedican a matar por encargo. El fenómeno del sicariato que era algo que cuando empecé a trabajar en policiales hace 31 años, en el año 93, no era algo que existía, y lamentablemente se instaló acá”, expresó.
Finalmente, se refirió a los hechos más recientes sucedidos en la ciudad y que tuvieron repercución nacional, y la investigación que dio entre los acusados a un menor de 15 años:
“Hace 45 días hubo una secuencia pavorosa, que dejó arrasada emocionalmente a la ciudad, que fue el asesinato en 96 horas de cuatro trabajadores elegidos al azar, aparentemente por una conexión con que empezó a haber una política de mucho endurecimiento en la vida carcelaria que rebotó con este rebufo de cuatro asesinatos en días de semana de dos taxistas, un chofer de colectivo y un empleado de una estación de servicio.
Tuvimos la posibilidad de ir 20 días después a la audiencia en la que se imputó a todo el grupo que produjo, según los fiscales, este delito. Lo que también habla de una sociedad bastante destrozada en su precariedad, porque 20 días después se descubrió. Eso era porque era de mínima complejidad la situación”.
Fuente: Análisis
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