5 momentos clave que cambiaron el enfoque de Biden sobre la migración

Un análisis del historial del presidente Biden revela cómo fracasó en sus intentos por superar la llegada masiva de nuevos migrantes y los obstáculos políticos de ambos partidos.





En su primer día en el cargo, el presidente Joe Biden detuvo casi todas las deportaciones. Prometió finalizar las duras prácticas del gobierno de Donald Trump, mostrar compasión hacia quienes desearan venir a Estados Unidos y asegurar la frontera sur.


Para Biden, era una cuestión de principios. Quería mostrar al mundo que Estados Unidos era una nación compasiva y al mismo tiempo demostrarles a sus conciudadanos que el gobierno podía volver a funcionar.


Sin embargo, esas primeras promesas en su mayor parte han quedado de lado debido al caos que envuelve la frontera y pone en peligro las esperanzas de reelección de Biden. La cantidad de personas que cruzan a Estados Unidos ha alcanzado niveles históricos, más del doble que en los años de Trump. El sistema de asilo en esencia sigue sin servir.


El viernes, en un giro dramático respecto de aquellos primeros días, el presidente le imploró al Congreso que le concediera el poder para cerrar la frontera para poder contener una de las olas más grandes de migración descontrolada en la historia de Estados Unidos.


“Si me dieran esa autoridad”, dijo Biden en un comunicado, “la usaría el día que aprobara el proyecto de ley”.


Algunas de las circunstancias que han creado la crisis están fuera del control de Biden, como el colapso de Venezuela, un aumento de la migración en todo el mundo y la obstinación de los republicanos, que han tratado de frustrar sus intentos de abordar los problemas.


Estos se negaron a otorgar recursos, bloquearon las iniciativas para actualizar las leyes y desafiaron abiertamente a las autoridades federales a cargo de mantener la seguridad y el orden a lo largo de los 3200 kilómetros de frontera.


Un agente de la Patrulla Fronteriza en Sunland Park, Nuevo México, el año pasado
Credit...Justin Hamel para The New York Times


No obstante, un análisis del historial de Biden en los últimos tres años que realizó The New York Times, basado en entrevistas con más de 35 funcionarios actuales y anteriores y otras personas, muestra que el presidente no ha logrado superar esos obstáculos. Para muchos votantes, ahora la migración es su principal preocupación y no confían en que Biden la esté abordando.


Veterano de la búsqueda durante décadas de un compromiso bipartidista en materia de migración por parte de los fallecidos senadores John McCain, republicano por Arizona, y Edward Kennedy, demócrata por Massachusetts, el presidente buscó el equilibrio. En un inicio, el presidente buscó el equilibrio. 


Creó vías legales para los migrantes y comenzó a reconstruir el sistema de refugiados, aunque adoptó algunas de las tácticas más restrictivas del expresidente Trump. 


Sin embargo, la gran cantidad de personas que llegaban a la frontera desbordó rápidamente esos esfuerzos y, a veces, Biden no se dio cuenta del enojo cada vez mayor en ambos partidos.


Durante la campaña de 2020, Biden se autodenominó como un antídoto contra la estrategia anti migrante de su predecesor. Pero ha presidido una encarnizada lucha dentro de la Casa Blanca entre los asesores partidarios de una mayor represión y los que abogaban por una mayor acogida. Este debate se ha producido al mismo tiempo que se producían cambios en el país. 


Sin embargo, después de años de inflación, penurias económicas y polarización política, la opinión pública está dividida en torno a si Estados Unidos —un país que recibe a más migrantes que cualquier otra nación— debería absorber más.


Biden pasó de ser un candidato en 2020 que prometió “acabar con el ataque de Trump contra la dignidad de las comunidades migrantes” a un presidente en 2024 que está “dispuesto a hacer concesiones significativas en la frontera”. 


Ese cambio puede verse a través del prisma de cinco momentos clave que documentan el cambio de enfoque del gobierno en un tema definitorio de su presidencia y de las próximas elecciones.




Credit...Foto de consorcio por Dario Lopez-Mills


Niños migrantes no acompañados en un centro de detención de Donna, Texas, en 2021.


Veterano de la búsqueda durante décadas de un compromiso bipartidista en materia de migración por parte de los fallecidos senadores John McCain, republicano por Arizona, y Edward Kennedy, demócrata por Massachusetts, el presidente buscó el equilibrio. En un inicio, el presidente buscó el equilibrio.


Creó vías legales para los migrantes y comenzó a reconstruir el sistema de refugiados, aunque adoptó algunas de las tácticas más restrictivas del expresidente Trump. Sin embargo, la gran cantidad de personas que llegaban a la frontera desbordó rápidamente esos esfuerzos y, a veces, Biden no se dio cuenta del enojo cada vez mayor en ambos partidos.


Durante la campaña de 2020, Biden se autodenominó como un antídoto contra la estrategia anti migrante de su predecesor. Pero ha presidido una encarnizada lucha dentro de la Casa Blanca entre los asesores partidarios de una mayor represión y los que abogaban por una mayor acogida. 


Este debate se ha producido al mismo tiempo que se producían cambios en el país. Sin embargo, después de años de inflación, penurias económicas y polarización política, la opinión pública está dividida en torno a si Estados Unidos —un país que recibe a más migrantes que cualquier otra nación— debería absorber más.


Biden pasó de ser un candidato en 2020 que prometió “acabar con el ataque de Trump contra la dignidad de las comunidades migrantes” a un presidente en 2024 que está “dispuesto a hacer concesiones significativas en la frontera”. 


Ese cambio puede verse a través del prisma de cinco momentos clave que documentan el cambio de enfoque del gobierno en un tema definitorio de su presidencia y de las próximas elecciones.


También exigió ver las fotos. Biden creía que había sido elegido para tratar la migración de forma humana. La imagen de miles de niños migrantes hacinados en centros de detención fronterizos, algunos de los cuales acabarían más tarde realizando trabajos peligrosos y brutales en otros lugares de Estados Unidos, no era lo que la mayoría de la gente imaginaba durante una presidencia de Biden.


Fue la primera gran prueba de su agenda migratoria y del posible funcionamiento de la estrategia más acogedora que prometió. Durante su campaña para la Casa Blanca en 2020, Biden prometió limitar las redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por su sigla en inglés), invertir en el sistema de asilo y cerrar las cárceles privadas para migrantes.


En su primer día en el cargo, le propuso al Congreso un amplio proyecto de ley de migración que habría brindado una vía hacia la ciudadanía a millones de migrantes indocumentados que ya viven en Estados Unidos.


Al día siguiente, detuvo las deportaciones durante 100 días y, aunque un juez federal después bloqueó esa política, algunos migrantes la tomaron como una señal de que valía la pena realizar un viaje peligroso a la frontera estadounidense.


Los republicanos aprovecharon el momento. Declararon que la reforma migratoria de Biden había fracasado desde un inicio y advirtieron que los traficantes de personas y los contrabandistas iban a hacer pasar migrantes a Estados Unidos con la falsa promesa de que el nuevo presidente estaba abriendo la frontera, un riesgo que aceptaron algunos miembros del gobierno, según varios funcionarios y exfuncionarios estadounidenses.


El presidente desestimó las críticas. Nunca había sido un demócrata que quisiera abolir ICE o despenalizar los cruces fronterizos. Pero ayudantes que lo acompañaron por mucho tiempo lo describieron como decidido a demostrar a los votantes que el gobierno puede funcionar, especialmente después del caos de la presidencia de Trump.


Las imágenes de los niños en centros hacinados eran exactamente lo contrario de lo que quería proyectar. En un momento dado, estalló de frustración por el caos en la frontera: ¿A quién tengo que despedir, exigió, para arreglar esto?


En el Ala Oeste, los asesores del presidente mantuvieron conversaciones urgentes sobre si enviar a los niños de vuelta a México, pero Biden dijo que no, según un alto funcionario que estuvo en la reunión.


Enviarlos, dijo el presidente, sería inconcebible e inhumano.


Credit...Paul Ratje/Agence France-Presse — Getty Images


Un agente de la Patrulla Fronteriza estadounidense trató de impedir que un migrante haitiano entrara en un campamento a orillas del río Grande, cerca del puente internacional Del Río, en Texas, en 2021.


La deportación de haitianos


Sin embargo, la postura más acogedora de Biden se puso rápidamente a prueba.


En abril de 2021, Biden había ampliado la cantidad de haitianos que podían permanecer en Estados Unidos después de huir por la violencia de las bandas criminales en su país. No obstante, el gobierno también decidió que, si una ola de haitianos llegaba a la frontera, Estados Unidos los iba a enviar de regreso, bajo una medida de la era de la COVID-19 conocida como Título 42.


No pasó mucho tiempo. Durante un periodo de 16 días en septiembre de 2021, 19.752 haitianos cruzaron a un campamento improvisado bajo el puente internacional de Del Río, en Texas.


Biden condenó rápidamente las impactantes imágenes de agentes de la Patrulla Fronteriza a caballo acorralando a migrantes y prometió que los agentes “pagarían” por eso


Pero también hubo una intensa presión por parte de la Casa Blanca para despejar el puente, según declaró un exfuncionario. Los asesores de seguridad nacional del Ala Oeste mantenían conversaciones telefónicas dos veces al día para coordinar los esfuerzos del gobierno para hacer frente a las consecuencias de una crisis humanitaria que rápidamente se convirtió también en una crisis política.


A muchos de los haitianos se les permitió quedarse en Estados Unidos, con notificaciones de comparecencia ante el tribunal de migración, debido a los límites de la capacidad de la Patrulla Fronteriza para expulsarlos del país. Sin embargo, miles fueron deportados. Algunos vuelos llevaron a los migrantes de vuelta a Puerto Príncipe, la capital de Haití, mientras que otros los trasladaron a zonas menos concurridas de la frontera dentro de Estados Unidos, una práctica que el gobierno denominó “descompresión”.





Las autoridades calculan que miles de migrantes se reunieron en Del Río, Texas, en 2021.Credit...Julio Cortez/Associated Press




Las rápidas deportaciones dejaron al descubierto una división en el gobierno que tan solo crecería con el tiempo.


Gente cercana a Biden señaló que el mandatario siempre había apoyado el cumplimiento de la ley. Algunos de sus principales colaboradores, como Susan Rice, que fue su asesora de política interna hasta el verano pasado, y Jake Sullivan, su asesor de seguridad nacional, encarnaban ese enfoque de mano dura.


“Los migrantes y solicitantes de asilo no deben creer en absoluto a quienes en la región venden la idea de que la frontera estará de repente totalmente abierta para procesar a todo el mundo el primer día”, dijo Rice al principio de la presidencia de Biden.


No obstante, otros miembros del gobierno consideraron el trato a los haitianos una traición a los valores que Biden había prometido defender.


En las reuniones, los asesores se quejaron de que a algunos migrantes se les había ordenado embarcar en vuelos de deportación sin darles la oportunidad de pedir asilo y sin decirles adónde iban.


“Originalmente, dijeron: ‘Vamos a deshacernos de las cosas del gobierno de Trump’”, dijo Daniel Foote, ex enviado del presidente a Haití, quien renunció en protesta después de que el gobierno enviara a los haitianos de regreso. “Pero luego se dieron cuenta de que esta es la única manera de mantener a la gente fuera”.


La presión para que Biden encontrara una solución iba en aumento.


Recurrió al único lugar que podía aprobar nuevas leyes de migración significativas, pero que no lo ha hecho en décadas: el Congreso.


Credit...David Dee Delgado para The New York Times
Migrantes llegando a Nueva York el año pasado.


La revuelta democrática


Los republicanos de Washington en esencia ignoraron las súplicas de Biden de sentarse a la mesa de negociaciones para ayudar a reparar el sistema de migración. Y, en el resto del país, las autoridades del Partido Republicano elaboraron su propio plan.


En abril de 2022, el gobernador de Texas, Greg Abbott, prometió “llevar la frontera hasta el presidente Biden” enviando en autobús a miles de migrantes a ciudades gobernadas por demócratas.


Fue un truco publicitario, pero funcionó.


Los autobuses llegaron al centro de Los Ángeles a mediados de junio. Dejaron a migrantes frente a la casa de la vicepresidenta Kamala Harris en septiembre y de nuevo en Nochebuena.


El gobernador de Florida, Ron DeSantis, envió un avión cargado de personas a Martha’s Vineyard, un lugar de vacaciones para las élites liberales. Los autobuses llegaron en masa a Nueva York.



Fuente: https://www.nytimes.com/es

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