Millonarios, evasores y lavadores

Hay quienes sostienen que alguno de los empresarios no desconocía que hacía, por lo menos seis meses, los estaban investigando con intensidad desde la AFIP Regional Paraná y desde Gendarmería Nacional.




Incluso, se venían haciendo “escuchas telefónicas” a varios de los integrantes de la familia millonaria. 

Fue a partir de informes que AFIP les acercó al fiscal Leandro Aníbal Ardoy y al juez federal Leandro Ríos que se concretaron los allanamientos. 

Ellos sabían que era por evasión y lavado de dinero, pero si bien tomaron nota, tampoco se preocuparon demasiado ni dejaron de hacer sus negocios/negociados.

De hecho, en estos meses siguieron comprando farmacias y no se privaron de adquirir, por ejemplo, una casa fastuosa en la zona de playa Solanas de Punta del Este, en 1.600.000 dólares.

La vivienda tiene siete dormitorios y la mayoría de esos espacios dispone de baños en suite.

Máximo Villegas, el hijo mayor del matrimonio que conforman Fabián Villegas y Mariel Raquel Lissa -los verdaderos jefes de toda esta historia- se encargó personalmente de acudir en agosto al escritorio de Martin Falcioni Difiuri, abogado y escribano del estudio Invidio &Perez Berinduague, con sede en Punta del Este, para concretar la operación y después partir desde el aeropuerto de Carrasco (Uruguay), rumbo a Ibiza (España), para cerrar otro negocio en el exterior.

Villegas retornó de España y se fueron con su mujer a esquiar a Las Leñas.

El pool de farmacias de los Villegas fue un tema recurrente en los últimos años en Paraná.

ANALISIS lo ha venido advirtiendo, en absoluta soledad, porque no se entendía tanto crecimiento en medio de la crisis del país y de la provincia.





Y por qué los organismos de control no movían un solo dedo, pese a que observaban todo el tiempo una explosión de inversiones en farmacias, edificios, automóviles, embarcaciones y la creación de diferentes empresas.

El cráneo de esta historia es Fabián Villegas, de 57 años, cordobés de nacimiento, pero que de muy joven se fue a vivir a Calchaquí, una localidad de 13 mil habitantes, a 210 kilómetros de Santa Fe y atravesada por la ruta nacional 11.

Su padre odontólogo había decidido, en la década del ‘70, ir al norte santafesino a ganarse la vida junto a su mujer, docente, quien a la par comenzó a dar clases en la Escuela Fiscal número 448 de Calchaquí.

Se instalaron en una humilde vivienda en calle Sargento Cabral, a escasos metros de Boulevard Belgrano.

Cuando terminó la primaria, Villegas se fue al Liceo Militar General Belgrano de Santa Fe y sólo volvía al pueblo los fines de semana.

Fue en Calchaquí donde conoció a Mariel Lissa, hija de Tarcisio Lissa, un hombre clave en la historia de los Villegas.
Nunca más se separaron y son protagonistas principales de esta historia.




Fabián Villegas estudió farmacia y su novia ingeniería en sistemas. Ambos en Santa Fe. A principios de los ‘90 se casaron y decidieron instalarse en Paraná, en Canónigo Baños al 2000, para desarrollar el proyecto de la farmacia.

Tuvieron cinco hijos y cuatro de ellos participan activamente del negocio familiar: Máximo, Ignacio, Augusto y María Constanza. María del Carmen, la menor, no participa de empresa alguna.


Fuente: Análisis

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