Se estrenó "La noche vieja, el año nuevo y la obsesión" en la sala de la biblioteca popular de La Paz, E.R

Llevar a escena una hipótesis teatral con posibilidades de convertirse en una “obra”, requiere de un esfuerzo inconmensurable por parte del equipo – elenco, envuelto en una aventura que requiere pasión, compromiso, riesgo y horas y horas de entrega psicofísica para que el espectador reciba ficción triste o alegre, solvente y ligera, clara pero compleja, afectiva y eficaz; entretenida y...
Es decisión de cada uno de los asistentes si la experiencia en sí va más allá del entretenimiento. No podemos ni debemos intentar influir en eso, si conocemos elementos útiles para la sociedad de nuestra profesión.





En esta presentación de "La noche vieja, el año nuevo y la obsesión", obra escrita por Claudio Gotbeter ("La prudencia") e íntegramente adaptada y dirigida por el director Jorge de Dios, no podemos dejar de lado la reflexión en términos de ideas junto con otras, a partir de las tablas.


Como equipo de trabajo, asumimos las dificultades que conlleva la pretensión de ser “creativo” (nótese que la palabra Artista, incómoda, debido a la devaluación de este desde principios del siglo XX) en circunstancias siempre irregulares en los términos de tiempo y espacio para generar el encuentro tan necesario para acompañarnos y jugar con la seriedad de quienes se perciben actores y niños al mismo tiempo.


El sobresalto, la risa y el desconcierto son meras ilusiones con las que jugamos, establecemos reglas e imitamos esas sensaciones antes de buscarlas y eso requiere tiempo, dedicación y unas horas de esfuerzo impagable.




Nos hace felices lograrlo, por un breve e inefable período de tiempo, en un espacio previamente abandonado por la regularidad de la vida ordinaria. 


El escenario

¿Adónde vamos después de un montaje y su temporada?




Nunca se sabe, porque en los días y las noches en que somos juguetones, la vida es mortalmente intensa, porque morimos cada noche y una parte de nuestra sustancia se desfigura cuando nos quitamos el maquillaje, una parte de nuestro esqueleto se descompone cuando lo tomamos fuera del maquillaje.


Afuera del camerino, como si nos hubieran arrancado la piel y soplado ingratamente en nuestro espíritu de niño agobiado por volver a casa después de horas en el patio trasero de la inocencia.




Comienza nuestra tragedia, la del actor que extraña el crujido de las mesas y la actuación.


No hay mayor fortuna que la que vuelve al trabajo o la que se queda a costa del siguiente ensayo.




Sea cual sea la suerte, hay un corazón adicto a volver al encuentro y generar esa fantástica actividad, a veces hasta pasada la medianoche, que mientras no se suba al escenario a nadie le importa más que a nosotros.




quorum vos unum esse volemus, que significa "de quienes queremos que seas uno". 


Nos vemos en el teatro.




Fuente: Banco de datos
Por: Enrique Valencia Actor.Director.Escritor

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