La pregunta del millón: ¿se volvió más inseguro viajar en avión?
Hay temores que se despiertan pese a las estadísticas y la experiencia indiquen lo contrario. Y eso ocurre, por ejemplo, con el transporte aéreo.
Por Gabriel Michi (*)
Es sabido que viajar en avión es una de las formas más seguras de trasladarse.
Cada año 4.500 millones de personas cruzan el espacio aéreo en todo el Mundo. Y sólo un puñado fallece en los escasos accidentes que se pueden dar. No hay punto de comparación con lo que ocurre con los vehículos particulares ni con los ómnibus, por ejemplo. Ni siquiera con los trenes, otro de los medios de transporte más seguro.
Sin embargo, cada tragedia que sacude a los aviones genera un impacto muy grande en las noticias y en la opinión pública, ya sea por la excepcionalidad, por la "espectacularidad" de las dolorosas imágenes o por la cantidad de víctimas que genera cada siniestro.
Y, con eso, se incrementan los temores.
Es lo que está ocurriendo en los últimos meses, luego de una seguidilla de accidentes aéreos que se dieron desde el fin de año de 2024 y el primer mes y días de 2025: el año pasado terminó siendo el más letal desde 2018 -con un total de 458 personas que murieron en accidentes aéreos y en este 2025 ya suman 200 fallecidos en vuelos comerciales, privados y militares.
Por eso, crece la preocupación de las personas a la hora de volar. Pero ¿es algo que tiene asidero en la realidad?
Pese a la repetición de incidentes en los últimos tiempos, las estadísticas siguen favoreciendo al tráfico aéreo en cuanto a la seguridad.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), la probabilidad de que un avión comercial sufra un accidente fatal es de 1 en 3.370.000 vuelos y la posibilidad de que una persona muera en un siniestro de este tipo es de 1 en 10.000.000.
Mientras que en automóviles, la probabilidad de morir en un accidente es de 1 en 101, en trenes, de 1 en 243.000 y en barcos 1 en 6.200.000.
Por eso, el temor no tendría sustento en la realidad estadística. Más allá de que cada vez que ocurre un hecho así, el pánico se dispara.
Es más, hay una supuesta "ley de los 3" muy extendida en el mundillo aeronáutico. Esa regla ilógica que supuestamente se repite en la historia, señala que cada vez que hay un accidente aéreo, en pocos días habrán dos más.
En ese aspecto se argumenta que desde 1919 -cuando comenzaron a usarse los registros estadísticos de los incidentes aéreos a nivel global- esta "ley" se traduce en forma permanente y casi inexorablemente.
En este 2025, los hechos que despertaron esos fantasmas fueron varios: así como el 2 de enero se estrelló una avioneta contra el techo de un almacén comercial en Fullerton, California (murió 1 persona y hubo 15 heridos), el mayor de los dramas que se generó en EE.UU. fue el choque entre un avión de American Airlines con un helicóptero del Ejército estadounidense en Washington, hecho que dejó un saldo de 67 muertos.
Pocos días después se sucedieron varios episodios más: un accidente de una aeronave sanitaria sobre Filadelfia -en el que murieron 7 personas, incluida la niña paciente y un automovilista que pasaba por el lugar-; la caída de un avión de pasajeros en Alaska (con 10 fallecidos); el caso de una aeronave de Japan Airlines que colisionó con otra estacionado de Delta Airlines mientras rodaba por el aeropuerto de Seattle a principios de esta semana y, por último, otro de United Airlines que se incendió durante el despegue en el aeropuerto de Houston.
Todos esos sobre territorio de EE.UU.
Pero, quizás con menor visibilidad por no ocurrir en la principal potencia del Mundo, hubo otros incidentes en otras geografías: el más grave fue el que ocurrió en diciembre en Corea del Sur cuando se estrelló un Boeing 737-800 operado por Jeju Airlines -murieron 179 personas- al fallar el tren de aterrizaje en la pista en Muan, al sur de Seúl.
Fue el peor incidente de este tipo en la historia de ese país. También hubo otro hecho trágico en Sudán del Sur cuando, el 20 de enero, se desplomó un avión poco después de despegar hacia la capital Juba y fallecieron 20 personas y sólo hubo un superviviente. El 6 de febrero, un avión contratado por el ejército de Estados Unidos se accidentó en Filipinas, dejando cuatro muertos.
Y el 7 de febrero, una avioneta King Air F90 se estrelló en la avenida Marqués de São Vicente en San Pablo, Brasil, hecho que terminó con dos fallecidos y seis heridos.
El choque del 29 de enero en Washington entre el avión de pasajeros de American Airlines y el helicóptero militar (en el que no hubo sobrevivientes) fue el accidente aéreo más letal en los Estados Unidos en casi 24 años: había que remitirse al 12 de noviembre de 2001, cuando un avión se estrelló contra un barrio de la ciudad de Nueva York justo después del despegue, matando a las 260 personas que iban a bordo y a 5 en tierra.
Es más, desde febrero de 2009 no se había producido ningún accidente mortal de ningún tipo en el que estuviera implicado un avión de pasajeros estadounidense.
Por eso tuvo tanto impacto éste.
Además, son mucho más comunes los accidentes de aviones más pequeños como el que se estrelló en Filadelfia.
Más allá de que la preocupación por la seguridad aérea se extiende en todo el planeta, la sucesión de episodios que se dieron en los EE.UU. despertaron el alerta en las autoridades federales de ese país.
Se habla de un sistema de control del tráfico aéreo sobrecargado y con escasez de personal, especialmente por los hechos que se dieron en los aeropuertos.
En ese punto se señala la escasez de personal, por salarios poco competitivos, turnos largos, la formación intensiva y las jubilaciones obligatorias.
El propio presidente de EE.UU., Donald Trump, se metió en la discusión cuando -en medio del dolor por el accidente de Washington donde fallecieron 67 personas- culpó de la colisión en el aire al sistema de control de tráfico aéreo “obsoleto” del que dependen los aeropuertos y prometió reemplazarlo.
Pero lo más polémico fue que también responsabilizó a las políticas de género que llevaron a la inclusión de minorías discriminadas en esas tareas, lectura que fue rechazada por todos los expertos.
Por su parte, el secretario de Transporte estadounidense, Sean Duffy, quiso ahuyentar todos los temores y aseguró que viajar en avión sigue siendo “mucho más seguro que viajar en coche o en tren. Es el modo de transporte más seguro”.
Y se respaldó en las estadísticas: el Consejo Nacional de Seguridad estima que los estadounidenses tienen una probabilidad de 1 en 93 de morir en un accidente automovilístico, mientras que las muertes en aviones son tan raras que vuelven imposible calcular las probabilidades, algo que coincide con la postura del Departamento de Transporte de EE.UU.
Aun así la Junta Nacional de Seguridad del Transporte y la Administración Federal de Aviación estadounidenses están investigando estos accidentes y otras situaciones de riesgo que se vivieron recientemente -como una gran cantidad de polizones, algunos muertos, que fueron encontrados en bodegas de aviones- para determinar qué los causó y buscar formas de prevenir incidentes similares.
Se calcula que el informe final estará listo dentro de un mes pero; mientras tanto, las autoridades volvieron a recordar que la seguridad aérea debe ser una prioridad insoslayable.
De hecho, la NTSB advirtió sobre una larga lista de recomendaciones anteriores que, según dicen, fueron ignoradas por otras agencias gubernamentales y las industrias del sector.
Más allá de lo que ocurra en EE.UU. en donde se repitieron tantos incidentes en tan poco tiempo, está la preocupación por la seguridad de retroalimentar los temores.
Sin embargo, los aviones siguen siendo uno de los transportes más seguros del planeta.
Si se tiene en cuenta que en 2024 unas 458 personas perdieron la vida en accidentes aeronáuticos -lo que representó 6 veces más que el saldo de 2023- estadísticamente sigue siendo una cifra baja.
Aun con ese descomunal aumento de letalidades, eso equivale a que falleció un pasajero cada casi 10 millones que se subieron a un avión.
Y en eso se basan las autoridades, los expertos y el mercado aeronáutico para llevar tranquilidad y explicar que los vuelos en avión no son sólo un viaje de ida.
(*) Periodista de internacionales. Artículo publicado en el sitio mundonews.com.ar. que también responsabilizó a las políticas de género que llevaron a la inclusión de minorías discriminadas en esas tareas, lectura que fue rechazada por todos los expertos.
Fuente: Análisis Digital
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