Una jubilación preparada para el futuro: Por qué los sistemas de pensiones deben adaptarse a las necesidades de las mujeres
Recientemente, mientras celebrábamos el Día Internacional de las Personas de Edad, nos tomamos un momento para reflexionar sobre el apoyo brindado a la población de edad avanzada, en particular a las mujeres mayores. En el estudio del Banco Mundial La Mujer, la Empresa y el Derecho (i), tenemos la oportunidad única de recopilar y analizar datos mundiales sobre el estado de las oportunidades económicas de las mujeres en 190 economías, que incluyen la capacidad para ingresar al mercado laboral y ahorrar para la vejez. Esta gran cantidad de datos nos proporciona información valiosa y nos permite formular preguntas oportunas: ¿Realmente estamos apoyando a todas las personas de edad, o estamos descuidando a las mujeres, la mitad de la población mundial?
Las deficiencias de los sistemas de pensiones únicos aplicables a todos los casos
Las distintas trayectorias profesionales de las mujeres, a menudo determinadas por las responsabilidades relacionadas con la prestación de cuidados, las interrupciones en la carrera profesional y el empleo en el sector informal, revelan las deficiencias de los sistemas de pensiones únicos aplicables a todos los casos.
Estos planes, heredados de una era industrial focalizada en el trabajo continuo y remunerado, no tienen en cuenta la menor participación de las mujeres en la fuerza laboral, la persistente brecha salarial de género y la mayor esperanza de vida.
Como resultado, las mujeres quedan en desventaja financiera durante la jubilación.
La brecha de género en las pensiones se ve exacerbada por patrones de empleo y normas sociales que limitan las oportunidades laborales de las mujeres en el sector formal y reducen su capacidad de ahorrar para la jubilación, lo que pone de relieve la necesidad de reformas de las pensiones que tengan en cuenta estas realidades diferentes.
El impacto de las tareas de cuidado en las prestaciones jubilatorias
Según datos del último informe La mujer, la empresa y el derecho 2024 (i), el tiempo que se deja de trabajar para cuidar a los hijos —por ejemplo, durante la licencia por maternidad, por paternidad o parental— no se considera en el cálculo de los beneficios jubilatorios en 81 de las 190 economías analizadas.
Mecanismos de compensación como estos son esenciales para salvaguardar los ingresos jubilatorios de las mujeres.
La investigación empírica (i) sugiere que sin estos mecanismos de compensación las mujeres enfrentan pérdidas significativas durante la jubilación, y las tasas de sustitución de las pensiones disminuyen entre 3 y 7 puntos porcentuales en promedio.
Las disparidades en las edades de jubilación
Las disparidades en las edades de jubilación también pueden afectar la capacidad de las mujeres para mantener sus medios de subsistencia después de que se jubilan.
La jubilación anticipada puede reducir la vida laboral de las mujeres e influir en sus registros de contribuciones, lo que se traduce en menores ingresos en la vejez.
Sin embargo, en 62 economías, las mujeres y los hombres no pueden jubilarse y recibir beneficios jubilatorios completos a la misma edad, y las mujeres suelen jubilarse antes.
Existe una variación considerable en los rangos de diferencia de edad según las regiones.
Por ejemplo, la diferencia en la edad de jubilación en China es de 10 años, mientras que en Lituania es de 7 meses (véase el gráfico 1).
Gráfico 1. Variaciones regionales en los rangos de diferencia de edad
Fuente: La Mujer, la Empresa y el Derecho 2024..
Los incentivos para aumentar las prestaciones jubilatorias de las mujeres
Por otro lado, 29 economías ofrecen ciertos incentivos para aumentar las prestaciones jubilatorias de las mujeres.
Entre estos se pueden incluir exenciones fiscales para el ahorro voluntario, contribuciones que se pueden transferir, subsidios para afiliarse anticipadamente a un plan de pensiones y contabilización de los períodos de estudios en el cálculo de los beneficios jubilatorios.
Por ejemplo, en el Reino Unido se ofrecen exenciones fiscales para el ahorro voluntario con afiliación automática para aumentar las tasas de ahorros destinados a la jubilación de las mujeres.
Chile y España proporcionan bonificaciones por hijos y complementos a la pensión contributiva para reducir la brecha de género en las pensiones.
Por su parte, Belarús, Kazajstán, Polonia y Tayikistán consideran los períodos no contributivos de estudios en un centro de enseñanza superior en los cálculos de las prestaciones jubilatorias.
Los avances en la lucha contra la brecha de género en las pensiones
La buena noticia es que, en los últimos cinco años, los países han logrado avances en la resolución de problemas que contribuyen a la brecha de género en las pensiones.
Los países de la región de Oriente Medio y Norte de África (MENA) han sido líderes en esta área.
En Bahrein, por ejemplo, se equipararon las edades de jubilación y ahora se contabilizan explícitamente los períodos de interrupción por cuidado de los hijos en el cálculo de las prestaciones jubilatorias, mientras que en Arabia Saudita y Qatar se han igualado las edades de jubilación de hombres y mujeres.
Los países de otras regiones también han avanzado.
En 2024, Sierra Leona obtuvo una calificación perfecta en el indicador de Jubilación al reconocer expresamente los períodos de cuidado infantil en los cálculos de las prestaciones jubilatorias.
Los desafíos y la necesidad de intervenciones de política con perspectiva de género
En las últimas dos décadas, más mujeres se incorporaron a la fuerza laboral, y la brecha salarial de género disminuye un 0,24 % (i), en promedio, cada año.
Las crisis sanitarias mundiales (i) y los conflictos (i) ponen en peligro estos avances, especialmente porque las mujeres están desproporcionadamente empleadas en sectores muy afectados (i), como los servicios y la prestación de cuidados, y a menudo tienen trabajos a tiempo parcial en que son más vulnerables a los despidos.
Estos desafíos ponen de relieve la urgente necesidad de redes de protección con proyección de futuro para las mujeres mayores y la adopción de intervenciones normativas que incorporen las cuestiones de género.
Estas políticas deben tener en cuenta los factores singulares que afectan la capacidad de las mujeres de ahorrar para la vejez (véase el gráfico 2).
Gráfico 2. Consideraciones jurídicas y normativas para salvaguardar las prestaciones jubilatorias de las mujeres
Fuente: La Mujer, la Empresa y el Derecho 2024.
Diseñar sistemas de pensiones para reducir las desigualdades de género
La comprensión de las necesidades y limitaciones específicas de cada país en términos de sostenibilidad fiscal, acceso al mercado laboral y construcciones sociales es fundamental a la hora de identificar consideraciones jurídicas y normativas que se pueden tener en cuenta para abordar la brecha en las pensiones.
La utilización de datos y evidencias, como los producidos en el transcurso del estudio "La Mujer, la Empresa y el Derecho", puede ser un excelente punto de partida para diseñar sistemas de pensiones que reduzcan las desigualdades de género y beneficien no solo a las mujeres, sino a todas las personas.
Fuente: https://blogs.worldbank.org/es/
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