Una nueva economía alimentaria basada en el progreso Cambios transformadores para un planeta habitable

El sector alimentario mundial se ve sometido a una intensa presión. En muchas partes del planeta, el cambio climático hace que las cosechas sean más impredecibles. Los conflictos y una pandemia global han interrumpido las cadenas de suministro y han hecho subir los precios internacionales, lo que ha contribuido a un aumento generalizado del hambre y la malnutrición. La economía alimentaria —que abarca la producción, la distribución y el consumo de alimentos— es responsable de un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero (i) y del 70 % de la deforestación mundial.




Pero se está escribiendo una historia alternativa, impulsada por agricultores y agrónomos, inversionistas y encargados de la toma de decisiones, empresarios tecnológicos y expertos en logística.


Con el apoyo del Grupo Banco Mundial, estos grupos están promoviendo innovaciones transformadoras a  fin de garantizar el suministro de alimentos para una población en crecimiento, reducir el impacto climático del sector y crear mercados dinámicos para los pequeños productores agropecuarios.




Garantizar el suministro de alimentos en Ucrania y Marruecos


En total, dos tercios (i) de las personas de todo el mundo que sufren inseguridad alimentaria aguda viven en entornos frágiles o en situaciones de conflicto. 


En los lugares donde hay guerras, mantener la productividad puede convertirse en una lucha diaria. 


El cambio climático es otro desafío generalizado que afecta a los rendimientos agrícolas, con pérdidas por valor de USD 3,8 billones en los últimos 30 años. 


Gracias al financiamiento renovado y las nuevas tecnologías, los productores pueden seguir operando e incluso prosperar.




A través de ARISE, aproximadamente 10 000 agricultores (i) ya han recibido créditos para mantener sus establecimientos y negocios, y casi 25 000 pequeños productores se han beneficiado de donaciones.


En total, 90 000 agricultores y productores agrícolas tendrán acceso a préstamos y donaciones asequibles, lo que garantizará que sus establecimientos sigan funcionando durante la guerra.


“Un cultivo de 100 frutos no tiene las mismas necesidades que uno de 300 frutos. 


Así es como estamos contribuyendo a los esfuerzos para ahorrar agua, fertilizantes y pesticidas”. Tahar Amdani, empresario agrícola de Marruecos


Tahar Amdani, un empresario agrícola de Marruecos, fue pionero en el uso de una herramienta de inteligencia artificial capaz de predecir las necesidades de agua simplemente escaneando los cultivos de tomate.



Mientras Ucrania lucha contra las consecuencias de una invasión, la agricultura de Marruecos se enfrenta a un desafío mundial más común. 


Los años de sequía acumulados en este país del norte de África han reducido el rendimiento de los cultivos, lo que pone en peligro la seguridad alimentaria y los ingresos por exportaciones.


Tahar es una de las numerosas personas que buscan maneras novedosas de continuar cultivando alimentos. 


El Gobierno ya está intensificando los esfuerzos para transformar el sistema agroalimentario en un modelo más resiliente, inclusivo y sostenible que produzca alimentos seguros y saludables.






El país está implementando un programa con múltiples dimensiones para promover la agricultura sostenible, impulsar el riego (i) en zonas propensas a la sequía y hacer de la agricultura una propuesta atractiva para los jóvenes.  


 Como socio de Marruecos desde hace mucho tiempo, el Banco Mundial está ayudando a fortalecer el sector agrícola del país a través de programas para mejorar las cadenas de valor y el acceso a los mercados (i), a reforzar el empleo rural entre los jóvenes, la tecnología agrícola y la agricultura climáticamente inteligente, con cofinanciamiento de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), y a modernizar los sistemas de riego (i) y promover la gestión sostenible de los recursos hídricos en las regiones de Chtouka, Tadla y Souss-Massa.


A través de un nuevo programa (i) amplio, se promoverá la agricultura orgánica y la agricultura de conservación —incluida la agricultura sin labranza— para proteger mejor el suelo y los recursos hídricos en 1,4 millones de hectáreas, ampliar el uso de seguros climáticos para 120 000 agricultores y mejorar la nutrición, la calidad de los alimentos y la seguridad alimentaria de más de 1 millón de consumidores.  


El  Mecanismo de Asociación entre Corea y el Banco Mundial (i) puso en marcha el programa  Agritech 4 Morocco  (i) en 2022 y el programa AgriYoung Innovate en 2024, con el fin de apoyar a empresas emergentes de agrotecnología y crear soluciones digitales para clientes del sector privado y organismos gubernamentales. 


Entre las muchas soluciones a las que se destina el financiamiento se encuentra una herramienta que utiliza inteligencia artificial para estimar el rendimiento de los cultivos y prever eventos tales como las sequías. 


Esto está ayudando a los agricultores a mitigar los riesgos y a evaluar mejor los insumos que necesitan.


Fuente: https://www.bancomundial.org/es/n

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